Esta supuesta comedia, así la presentan, termina por defenestrar aquello mismo que intenta denunciar. Concluye por ser un panfleto de autoayuda que ni llegaría a la categoría de libro.
El punto es que toma a la obesidad como parámetro de lo antiestético y no como una enfermedad, trastorno alimenticio que en el gran país del norte ya se la considera endémico.
El personaje trata de ser construido a partir de sus inseguridades por su propio cuerpo, pero termina por ser más importante el nivel de estupidez que destila, sin ser gracioso, ni una parodia, casi rayano en el impudor.
La premisa es de ese orden, Rene Bennet (Amy Schumer) es una chica “normal”, aunque ningún hombre la mira, ni por facebook. Intentando hacer algo para cambiar su aspecto se dirige a un gimnasio, pero torpemente se da un golpe en la cabeza, al despertar tiene alterada la perspectiva de su propio esquema corporal, cambia la visión que tiene de sí misma.
Ahora se ve bella, como si fuera un modelo, pese a que no hay nada que haya cambiado realmente en su aspecto físico tras el incidente. Esta alteración perceptiva será usada para repetir una y otra vez el mismo gag, ella cree que nadie la reconoce x el cambio que solo ella ve. (UFFF) Eso se traduce en un cambio de actitud hacia la vida que no tarda en tener efectos positivos para ella, gracias a lo atractiva que le resulta la confianza en si misma.
Tratando de ser graciosa, tanto la cinta como el personaje, transitan ambas, el personaje y la cinta, hasta por el humor físico de tan mala manera que termina por ser tristemente grotesco.
Las derivaciones de su cambio de actitud se traducen en la necesidad de cambiar de lugar en la empresa, que se dedica a la producción de artículos de lujo para el tratamiento de la belleza individual, ahí toda su ambición es ser la recepcionista¿?
Una empresa cuya imagen es la de Avery LeClaire (Michelle Williams), esbelta, agraciada, con apariencia de pocas luces, posiblemente lo único rescatable de todo el filme es la performance que ella hace con ese personaje.
Rene es elegida para ser la representante, visual e icnográfica, de una segunda línea de belleza que la empresa tratara de imponer en el mercado, vía supermercados, para la gente común y corriente.
Pero, de hecho, los personajes de “Sexy por accidente” no pueden dejar de hablar del target que tiene asignado, ejemplo sus “feas” amigas de toda la vida.
Hasta en una reunión en la sala de juntas de la empresa puede contener el registro de la mayor parte de los enunciados a los que se promulga la película, incluyendo la presencia, como contrapartida de Rene, a Lily LeClaire (Lauren Hutton), la abuela de Avery y el primer rostro de la empresa.
Si sólo fuera que el filme en su discurso se torna deplorable, hasta uno podría reírse si algo fuera del orden de lo original, pero no, sumado a esa catarata de imbecilidad puesta en juego se le suma el catalogo de lugares comunes por los que transita toda la producción.
A los que se le pueden reconocer otras varias películas del mismo orden, no son homenajes son plagios mal realizados.
Como reza un famoso chiste de psicólogos, ese que le dice a su paciente “usted. no tiene ningún complejo de inferioridad, usted. es realmente inferior”..