El agrado visual ocupa un lugar tan predominante en la sociedad que es capaz de minar la autoestima, sumando un problema de salud mental al que ya se puede tener de salud física. La seguridad en uno mismo se vuelve una cuestión fundamental de estabilización, y como tal, la ganancia o pérdida de su equilibrio puede ser un material narrativo muy rico. A esto apunta Sexy por Accidente.
En el ojo (propio) de quien mira
Renee trabaja en el soporte técnico de una firma de cosméticos. En dicho ambiente, estando en contacto constante con mujeres de figuras esculturales, no puede evitar sentirse acomplejada por su aspecto. Todo esto cambia cuando un día, durante una sesión de spinning, se cae de la bicicleta y se da un golpe en la cabeza. Al despertar, ella se mira al espejo y cree que la imagen que este le devuelve es la de una mujer con una figura completamente distinta, aunque en realidad haya cambiado físicamente en lo absoluto. Esta nueva confianza en sí misma la llevará inevitablemente a crecer laboralmente y conocer nuevas personas, quienes no pueden creer la enorme confianza que posee esta mujer.
El guion de Sexy por Accidente provee de una narración entretenida, aunque como comedia produzca más risas que carcajadas. No obstante, lo que no debe perderse de vista es la mirada que tiene la película en cuanto a la seguridad en uno mismo. Primero, porque una gran parte de las intenciones cómicas de la historia no están arraigadas tanto en lo que hace Renee, sino en cuanto a cómo reacciona la mirada de los otros. Segundo, porque el arco de la película -si bien muestra un lado del polo- también pone el acento en su opuesto, en el riesgo de que demasiada seguridad en uno mismo nos haga caer en la soberbia. Esta última cuestión, realizada de un modo progresivo y casi imperceptible.
En materia técnica, Sexy por Accidente no plantea muchas novedades: la fotografía, montaje y diseño están ahí para subrayar el lucimiento actoral. Aunque no pocas veces toma la oportunidad de probar cosas nuevas en cuanto a puesta en escena y narrativa visual.
En el aspecto interpretativo, Amy Schumer, siendo la comediante que es, lleva el protagonismo con mucha dignidad tanto en los apartados cómicos como en aquellos que no lo son tanto. La acompaña un plantel de secundarios a la altura, entre los que destaca Michelle Williams como la jefa de voz aflautada de la protagonista. Un registro tan distinto como logrado de una interprete que suele destacar en propuestas más dramáticas.
Conclusión
Sexy por Accidente es una película que podrá tener más errores que aciertos en cuanto al género en que pretende inscribirse, pero es razonablemente exitosa en cuanto a la inteligencia con que desarrolla el arco de su tema. Su sensatez y sensibilidad son puntos insoslayables a destacar, aunque como comedia sea difícil impulsar su recomendación.