Sigo sin terminar de comprender este llamado “cine-arte” y eso me da "Shame"… o Vergüenza…
Vergüenza de ver en pantalla grande al protagonista de este filme completamente desnudo es lo que sintieron varias compañías cinematográficas de EEUU cuando decidieron no exhibirlo en sus salas. Una decisión que no hizo más que acrecentar el deseo por ver “esa película que estremeció a los empresarios”. Una decisión que denota que, hasta en los países “más desarrollados”, el sexo sigue siendo un tabú, una temática que no puede desarrollarse. “Shame” es eso, una película que aborda una enfermedad tabú, pero que no logra desarrollar íntegramente el problema que esta acarrea.
El protagonista de “Shame” es Brandon (Michael Fassbender), un adicto al sexo. Adicto al sexo con prostitutas, a la masturbación, a las películas y revistas porno y al sexo casual. No puede mantener una relación estable, y su vida transita en soledad, sin mayores compromisos que su trabajo y su obsesión. Vive su vida rutinaria sin percances, hasta que aparece Sissy (Carey Mulligan). Esta caprichosa hermana menor llega sin previo aviso y se instala colapsando con su estilo de vida. Brandon tratará de escapar de los reclamos de su hermana y de las memorias que le trae, hundiéndose en lo más oscuro de Nueva York.
Si bien logra hacerte sentir lástima y preocupación por la enfermedad que tiene el protagonista, SHAME no termina de ingresar o ahondar en el problema mayor, en su cabeza o en su corazón. Brandon es un personaje intenso, con una dualidad tremenda: su adicción y la vergüenza que siente por no poder ponerle un fin o controlarla. Michael Fassbender logra conectarnos con este drama, y con la soledad de este personaje tan particular, y se convierte en una clave indispensable para el éxito de la narración.
El director logra atraparte por momentos y aburrirte en otros, con su concepción altamente metafórica de las imágenes y la falta de concisión en ciertas circunstancias. Es una película que posee muy poco diálogo, y que por momentos se hace tediosa de transitar, incluso cuando abusa de un recurso o lo estira hasta agotar… ¿habrá sido su intención? Un ejemplo claro es la bella versión que hace Sissy del famosísimo “New York, New York”, comienza embelesando tus oídos, hasta que queres que termine cuanto antes por lo largo que se hace.
Buenas imágenes, buenas metáforas (aunque excesivas a veces), buenas actuaciones y musicalización pero pobre en el desarrollo… me dejó gusto a poco, o bien me faltó la explosión de la bomba. Sigo sin terminar de comprender este llamado “cine-arte” y eso me da vergüenza…