Shang-Chi y la leyenda de los diez anillos: la orientalidad al poder
Shang-Chi y compañía
Un nuevo héroe se aproxima en el mundo del MCU, desde costas orientales y con un tufillo a cosas que ya hemos visto. Shang-Chi y la leyenda de los diez anillos es la nueva apuesta de Marvel para incluir diferentes representaciones y lo hace a todo trapo.
¿De qué va?
Shang-Chi, debe enfrentarse al pasado que creía haber dejado atrás cuando queda atrapado en la red de la misteriosa organización de los Diez Anillos.
Si, una de las sinopsis más escuetas que vamos a encontrar en las redes oficiales de Disney… pero todo eso responde a una falta de información sobre el personaje.
Shang-Chi era un personaje relativamente poco conocido creado por Marvel Comics en la década de 1970. Cuando el equipo creativo de Marvel, dirigido por los productores Kevin Feige y Jonathan Schwartz, exploró los cómics de 40 años de antigüedad, encontró tanto inspiración como un desafío.
“Aunque el material gráfico y la acción son increíbles, algo esperado de Marvel en la década del setenta, Shang-Chi necesitaba ser actualizado significativamente –dice el productor Jonathan Schwartz–. En 1973, Shang-Chi fue creado por los fanáticos del cine de kung fu, que pusieron al personaje en el centro de una historia de espías, que estaba muy de moda después del estreno, ese mismo año, de «Operación dragón». Mirándolo ahora, más de 40 años después, y considerando cómo se cuentan las historias en la actualidad, Shang-Chi no nos parecía apropiado para el público moderno. Tuvimos que pensar cómo queríamos que se escuchara esa voz en una película del Universo Cinematográfico de Marvel”.
La versión moderna de Shang-Chi tiene una conexión estrecha familiar con la organización de los Diez Anillos. Esa que daba vueltas alrededor de Iron Man, que sobrevoló en sus tres películas en solitario y que tuvo una sorpresa en la tercera parte con la presentación de un falso Mandarín interpretado por el siempre funcional Ben Kingsley. ¿Tendremos la posibilidad de conocer al verdadero villano y de reivindicar a Ben? La respuesta a todo eso es SI, y les recomiendo ver Iron Man 3 (2013) y el corto All Hail the King (2014) antes de entrar al cine a ver al Shaun.
Esta nueva apuesta del MCU se basa en la pata más oriental del cine, con escenas de pelea que remiten a los fotogramas de esas costas, o quizás representaciones más reconocidas en occidente cómo la película china La casa de las dagas voladoras (2004). El ritmo, la cadencia de los cortes en el montaje de los enfrentamientos, las miradas… todo tiene un mood muy poco occidentalizado.
Además de nuestro protagonista, interpretado por Simu Liu se destacan Awkwafina (Locamente millonarios, Ocean’s 8: Las estafadoras) como la mejor amiga y alivio cómico, Katy; Meng’er Zhang como su hermana Xialing; Tony Leung (Con ánimo de amar, El arte de la guerra) como el padre y villano de la cinta; y participaciones de la incombustible Michelle Yeoh (El mañana nunca muere, El tigre y el dragón) y Benedict Wong (que a estas alturas tiene más cameos que Nick Fury en el MCU…).
Un casting decididamente de ascendencia china, que intenta al igual que Black Panther ser coherente con las representaciones y estar a la altura. Mientras que Katy funciona a la perfección como la encargada del humor, lo de Xialing es todo misterio y presencia, lo que sorprende al ser el primer trabajo en cine de Meng’er Zhang. El Mandarín se encuentra un poco más desaprovechado ya que al comienzo de la historia su vida da un giro de 180%, dando más ganas de verlo actuar antes.
Se repiten situaciones y tonos que recuerdan a la fallida serie de Netflix Iron Fist, ya que ambos personajes tienen muchos puntos en común, En este caso hay más presupuesto y eso se nota en las peleas y los ambientes mágicos que beben de la mitología oriental. Raya y el último dragón sería una buena película para ver en tándem con Shang-Chi.
Las coreografías y las situaciones cómicas son los puntos más altos de una película que intenta en un principio ser “una de orígenes separada” pero termina teniendo muchos cameos en vano (no se coman el verso de The Abomination peleando contra nuestro héroe) y ciertas situaciones que nos hacen pensar: “con media hora menos y sin tanta venta del resto del MCU sería una película divertida de artes marciales y magia”. Tiene la responsabilidad y el peso sobre sus hombros de seguir preparando el terreno para lo que viene en Marvel / Disney, y eso le quita algo de frescura.
Hay escenas post-créditos y un cliffhanger para lo que sigue, así que recuerden quedarse hasta el final.
Divertida, con escenas de peleas épicas y vistosas, Shang-Chi y la leyenda de los diez anillos se termina sintiendo algo larga en su afán de conectar puntos con el MCU que a mi forma de ver no son necesarios. Abre la puerta para el mundo místico, que tantas relaciones tiene con la magia y posiciona nuevos héroes, heroínas y villanos para seguir haciendo crecer este multiverso superheroíco.