Marvel apuesta y gana
La nueva historia de origen de Marvel ofrece entretenimiento y calidad asegurada. Demostración refrescante del valioso aporte que hace la inclusión de diversidad étnica y cultural en un tanque pochoclero.
Desde Pantera Negra Marvel comenzó un proceso de apertura étnica y diversidad cultural en sus personajes, saldando deudas con las minorías. En este marco de cambios entrada la Fase 4 del UCM se desarrolla Shang Chi y la leyenda de los diez anillos que -en opinión de este crítico- se posiciona como una de las mejores historias de origen de la factoría. Un combo de peleas con artes marciales bien coreografiadas, sólidas actuaciones y cameos que electrizan las vibras nerds logra una cinta que se erige sin dificultades como entretenimiento de calidad. Sorprendente en el mejor de los sentidos.
La cultura asiática es hermosa e infinidad de películas lo dejan asentado. Shang Chi no es la excepción a la regla. Toma algunas características del folclore de la región y las mezcla con los 'condimentos' típicos del cine de súper héroes. Lejos de resultar insultante, el cóctel tiene muchos efectos logrados para destacar.
Es cierto, el derroche de CGI -un clásico del UCM en las escenas más fantásticas- puede generar dolores de cabeza por el barullo de colores y luces pero es uno de los atractivos más buscados por el público. Aún así, en el terreno artístico la cinta bebe de películas como las emblemáticas La casa de las dagas voladoras y El tigre y el dragón en la búsqueda por recrear el estilo del cine oriental y el resultado es gratificante, cumpliendo con creces las expectativas. La estructura de la historia se completa con una fórmula típica del camino del héroe, siempre efectiva (con un buen guión detrás) en el cine mainstream. Hay también alivios cómicos ubicados entre escenas de acción; en general, plasmados en divertidas líneas de los personajes secundarios.
Otro de los puntos fuertes reside en la capacidad del elenco -de alto nivel y muy ecléctico- para destacarse en su totalidad. Reconocidas estrellas como Ben Kingsley, Michelle Yeoh y Tony Leung se unen a los jóvenes Simu Liu y Awkwafina y todos logran sus minutos de gloria en los 133 minutos que dura Shang Chi. La película se anima a aspirar a un espectro mayor de cinéfilos por fuera de los fanáticos "termos". Es un misterio saber si logrará convencerlos. De algo sí se puede estar seguros: cumple todos los requisitos para convertirse en un éxito taquillero.