Una distinguida propuesta que se ubica en las grandes filas de Marvel Studios
El MCU regresa a los cines con Shang-Chi y la leyenda de los diez anillos y tal como lo hizo con Pantera Negra apuesta a la expansión cultural -en este caso la asiática- con mayores virtudes que desaciertos. Logradas secuencias de acción (aunque nunca falta el CGI desmedido), protagonistas que despiertan interés y una dosis justa y efectiva de humor hacen a la película un espectáculo destacado para disfrutar frente a la pantalla grande.
Si hay que destacar una principal virtud del debut de Destin Daniel Cretton (Buscando justicia) en el MCU es el necesario equilibrio que ha construido entre todos los elementos que hacen al sello de este poderoso universo. Por ejemplo, si se piensa en Black Widow, tan solo por citar un estreno reciente, puede advertirse que el humor adquiere un protagonismo un tanto tedioso y que la acción, especialmente hacia al final de la película, no posee el mayor atractivo en materia de CGI. Claro, también perdía peso un elemento fundamental como lo es el interés por la historia, que se vio afectado por un demorado estreno y un abordaje mayormente viciado por las obsesiones de “la fórmula Marvel”.
Sin embargo, en Shang-Chi y la leyenda de los diez anillos todo confluye de manera armoniosa, lo que hace que, junto a la acertada expansión cultural, este poco popular protagonista se termine por convertir en una figura más que interesante para la continuidad de la franquicia.
Tenemos a un héroe del que ya se anhelan nuevas participaciones (Simu Liu, el primer superhéroe asiático de Marvel), resultado de su versatilidad interpretativa y una imponencia para llevar a cabo explosivas coreografías de artes marciales; una acompañante en la que el humor se concentra efectivamente y de manera casi absoluta durante la película (Awkwafina), y que siendo secundaria termina contando con una relevancia casi protagónica; un villano tan funcional como lo supo ser el Killmonger de Michael B. Jordan en Pantera Negra e interesantes adiciones como la de Michelle Yeoh, que contribuyen a que Shang-Chi y la leyenda de los diez anillos se distinga en relación a otras propuestas más genéricas del MCU.
Obviamente, también hay cameos que funcionan mucho mejor bajo el factor sorpresa, siempre y cuando se tenga un recorrido previo por los otros títulos de la franquicia. Vale esta aclaración porque, aunque pueda no tener mucho sentido, estamos ante una producción que puede ser vista y disfrutada sin necesidad de ser un experto en este extenso universo, iniciado con Iron Man hace más de 13 años.
Hay algunos excesos argumentales y visuales (los últimos minutos pueden hacerse un poco largos y abrumadores) pero en líneas generales, Shang-Chi y la leyenda de los diez anillos logra destacarse no apostando a las reiterativas e insulsas estructuras de este tipo de películas y, a pesar del riesgo que pudiera significar introducir a un héroe con un recorrido desconocido, especialmente para quienes son ajenos los comics, suma a un prometedor personaje que rememora con creces varias influencias del cine de artes marciales y que, obviamente, según lo confirmado por Kevin Feige, ya tiene secuela confirmada.
Hay dos escenas adicionales, tanto en la mitad como al final de los créditos.