Que la rutina sea moldeada como una plastilina
La gran virtud de una película sin voces es que deja lucir las imágenes, los gestos y la música. Así como se plantea la necesidad de salir de la rutina de la vida diaria, también, por la forma en la que está hecha, nos hace salir del cotidiano audiovisual para fortalecer otros sentidos.
Luego de la serie de Shaun el cordero, aparece la película que, además de retomar el humor y estilo de estos cortos, redobla la apuesta. Los personajes, que están hechos mediante la técnica del stop-motion, tienen mejor calidad y definición. Y en cuanto al humor hay una apuesta grande en el minuto a minuto que se sostiene durante todo el film, proporcionando constantes guiños al espectador y explotando los sentidos para fomentar la comicidad.
En este caso, la aventura comienza luego de encontrarse todos en la granja enmarañados en una rutina ya imposible de seguir. Shaun tendrá la idea de romper con el aburrimiento por un día. Pero al no salir el plan tal cual como lo pensó, la situación se descontrolará y todos se verán en la necesidad de salir en busca de su dueño por las calles de la ciudad. El hecho de ir a la ciudad hace que se trabajen temáticas comunes de las películas de animales, sobre todo de perros, como son las perreras. Pero también le permite explorar sobre temáticas como la comunicación y las modas. Sin embargo, la perrera y la moda le dan lugar a la sátira. En el caso de la moda, los límites entre ser un pionero y rozar el ridículo son finitos y así lo demuestra el granjero haciendo un paso exitoso en el mundo de la peluquería con su estilo de “esquilero de ovejas” en cabezas humanas. En el caso de la perrera, se muestra el desquicio de la captura de casi cualquier animal, llegando a tener cautivo a un pez.
Como si fuera poco lo contado, todo el film está acentuado por un minucioso acompañamiento musical que subraya y da más color a cada una de las escenas. El mejor ejemplo del impacto que tiene la música en la película es ese silbido que perdura en la mente del espectador aún luego de terminado el metraje.
Es interesante de resaltar que la forma en la que está hecha Shaun el cordero obliga a verla más de una vez, porque deja a cada paso un significante que no siempre logramos captar a primera vista. Esa apuesta grande a lo visual resulta un desafío y un gran entretenimiento.