Cautivante primer film de la oveja de “Wallace & Gromitt”
No es cordero, es oveja. Y no es dibujo animado, sino plastilina. Muñequitos de plastilina y otros materiales movidos a mano, cuadro a cuadro, dentro de una enorme cantidad de maquetas. A 24 cuadros por cada segundo de proyección en una película de 85 minutos, hay que sacar la cuenta. Y no es una multitud de empleados la que se turna para este trabajo, sino un pequeño grupo de artistas y artesanos. Ellos, con el talento que tienen y la cariñosa dedicación que ponen, hacen que los muñequitos tengan gracia, y también su entorno, y la historia que viven. Y que todo eso parezca totalmente sencillo y fácil de hacer. Aún más: hacen que nos olvidemos de ellos, y lleguemos a creer que las ovejas se mueven solas, y hasta deciden por su cuenta.
Y lo que estas pícaras deciden es tomarse el día libre. Para eso duermen al granjero mediante el viejo método de hacerle contar ovejas. Pero algo sale mal, y el hombre se despierta amnésico en medio de La Gran Ciudad (así dice el cartelito indicador en medio del camino). Hay que ir a rescatarlo. Ésa es la historia, que incluye otros animales, empezando por el perro que las pastorea y un perro ciruja que las ayuda. Y varios humanos, desde el granjero miope hasta el cazador de animalitos perdidos, el malo de esta película tan buena que no tiene nada de malo. Una delicia, desde el logo de la productora hasta el consejo final después del último crédito.
Protagonista, Shaun la oveja, creada por Nick Park en 1995 como personaje secundario de "Wallace & Gromitt", y con programa propio (episodios de siete minutos) desde 2007. Éste es su debut en el largometraje. Autores, Richard Starzak y Mark Burton, segunda generación de Aardman Animations, la pequeña y maravillosa empresa de Nick Park y Peter Lord de donde salieron "Wallace & Gromitt", "Pollitos en fuga", "Lo que el agua se llevó, "Creature Comforts", "¡Piratas!" y demás joyitas para grandes y chicos.