¿Por qué la saña con Shazam: La Furia de los Dioses?. Hay un montón de cosas que hace bien y, la más importante, tiene el corazón en el lugar correcto. Por supuesto es inferior a la original – la que rozaba la perfección, era cómica y conmovedora, y tenía el heroísmo admirable y puro que tenía el Superman de Chris Reeve -, pero no merece la lapidación, desidia y/o cinismo generalizado del grueso de la crítica estadounidense. Lo que ocurre es que los críticos yanquis son como los tiburones: huelen sangre y salen a hacerse el festín sin importar la víctima. Es cierto que hay cosas que saltan a la vista – obvia interferencia del estudio (el reclutamiento del final, ausencia del archivillano mas conocido de la saga, etc), inconsistencia con las expectativas del original (¿a dónde fue a parar Sivana y Mr. Mind?), cierta disparidad del libreto que reduce a Asher Angel a un cameo en su propio filme -, pero tiene sus momentos cómicos, sus momentos emotivos y sus momentos de gran heroísmo. Y también su cuota de Deus Ex Machina pero, sino, no sería un filme del DCEU.
Pasemos a la previa. Como todos ya saben a esta altura del partido, Dwayne “La Roca” Johnson metió un montón de presión para hacer su película de Black Adam en solitario e intentó construir una nueva etapa en el DCEU girando exclusivamente alrededor de él. La hizo retrasar durante años hasta tener el hueco adecuado en su agenda – y ni aún así el producto final fue decente -, descartó a Zachary Levi por no estar a la altura de su estrellato y prefirió resucitar brevemente a Henry Cavill como Superman para que la nueva etapa terminara en un brutal enfrentamiento entre él y el Hombre de Acero. La idea de la Roca no es nueva – Vin Diesel hizo lo mismo con Rápido y Furioso construyendo la franquicia alrededor de su persona y le dio enormes dividendos – pero falló miserablemente y terminó expulsado amén de prometer secuelas que no se concretarán jamás (algo que se ha convertido en una marca de fábrica del DCEU). Pero, además de todo ese daño, la Roca impidió que los miembros de la Sociedad de la Justicia (¿remember Hombre Halcón, Atom Smasher, el fenecido Doctor Fate, etc?) reclutaran a Shazam en la secuencia post créditos de este filme, mandando a dos miembros de tercera línea del escuadrón de Amanda Waller a enrolar al superhéroe del rayito. Mas tóxico no podía ser. Es por todo eso que el DCEU debe terminar de una vez y James Gunn / Peter Safran (que también es productor de este filme) deben resetear sí o sí el universo de superhéroes de DC si aún están a tiempo de hacer unos dólares antes que el género se sature y se agote. Entre las últimas entregas mediocres de DC y el desborde de series a medio cocinar y malos filmes de Marvel (que también se cobró una víctima con el despido de Victoria Alonso, pieza importante del staff de Kevin Feige, luego del escándalo por trabajo esclavo de todas las agencias de efectos especiales al servicio del sello rojo), el género de superhéroes cruje mal y se precisa un gran título (¿la última de Flash?) para restaurar la fe del gran público en él.
Es por todo eso que una parte de Shazam: la Furia de los Dioses se siente boicoteada. La verdad es ésta: la primera no recaudó una locura – solo 367 millones de dólares contra un presupuesto de 100 millones – pero prometía ser el inicio de una saga en crecimiento – algo como ocurrió con John Wick, que empezó tibia en taquilla pero alabada por la crítica en todas partes, y puede despedirse en la cuarta entrega con el taquillazo que siempre mereció (debutó con 73 palos verdes este fin de semana!) -. Este segundo capítulo, algo mas dispar, puede que recaude menos pero Shazam nunca va a estar en el club del billón de dólares. Aún así, es una franquicia que James Gunn debería retener porque tiene méritos, corazón y es mas consistente en su lógica interna que un montón de otros experimentos de DC. Incluso es superior a la última de Ant-Man, aunque le pese a Marvel.
Aquí las tres hijas de Atlas – ¿por qué son una anciana (Helen Mirren, criminalmente desperdiciada), una madura asiática y una pendex latina, en primer lugar? – van a recuperar a la Tierra el báculo que le dio el poder a Shazam y cuya energía proviene de su padre. La idea es utilizar el báculo para reestablecer el Árbol de la Vida y revivir el Olimpo. Ok, no es el plan más malévolo y brillante del mundo, es solo una premisa simple. Mientras tanto la familia Marvel… digo, Shazam y hermanos se dedican a hacer actos super heroicos en Filadelfia. Claro, son todos pibes y son torpes y advenedizos así que es mas lo que destruyen que lo que salvan – razón por la cual se ganan el apodo de los Fiascos de Filadelfia -. Mientras los hermanos convirtieron a la Roca de la Eternidad (¿Hogwarts?) en una cueva adolescente llena de golosinas, videojuegos y televisores gigantes, al toque llegan las diosas hermanas a la ciudad y comienzan a sembrar el caos. Y, como son una familia, los hermanos superpoderosos van a hacerles frente.
Es curioso ver como el libreto le saca casi toda la atención a Billy Batson humano (Asher Angel) y se la dedica a Jack Dylan Grazer. Ok, el chico del bastón es más empático por muchas razones – es un nerd adorable, es un lisiado que va de frente contra los bullys aunque lleve todas las de perder – y tiene gran química con la nueva estudiante que resulta ser Rachel Zegler, una de las diosas que va de incógnito a la escuela. Prácticamente el filme se divide entre Grazer y Zachary Levi haciendo de las suyas, y Angel queda reducido a menos de cinco minutos en pantalla, lo que es una injusticia total. Es posible que los guionistas entiendan que la pareja natural de Billy Batson es Mary, su hermana adoptiva, y que el romance de Grazer y Zegler se vea mas natural. Grazer se luce en gran forma, hay que decirlo, pero podían haber hecho la presencia de Angel mas importante o extendida.
A Grazer le tocan los momentos más heroicos y emotivos en su versión humana, y es allí cuando Shazam: la Furia de los Dioses brilla. Este pibe no puede aguantar ni dos segundos en una pelea pero va de frente contra todo y contra todos. En contrapartida Levy sigue siendo tan genial como siempre, mostrando que tiene mas sangre de Superman (el clásico de los años 40, no el badass moderno) en sus venas que lo que Zack Snyder haya engendrado. Es elegante en la lucha, es decidido y heroico, es simpático y bromea con lo obvio, y no tiene dudas a la hora en que debe decidir si el sacrificio es la única solución viable a todo el bardo que hay en pantalla. Hay un puñado de momentos muy emotivos en el filme que no cualquier cinta de superhéroes es capaz de lograr, una razón más por la cual David F. Sandberg, Zachary Levi y toda su pandilla deben sobrevivir la purga de Gunn & Safran.
Lo que ocurre es que Shazam: la Furia de los Dioses no tiene más aspiraciones que ser tonta, divertida y pasatista. No hay oscuridad en ella, no hay villanos siniestros ni memorables, no hay elaborados planes maléficos que pasen a la historia. La mala prensa, la saña de los críticos, el escándalo de la interferencia de la Roca, el boicot de los talibanes de Snyder, la resistencia a lo que puedan ofrecer Gunn & Safran le juegan en contra… que es una cosa demasiado radicalizada para un entretenimiento tan simple y bastante sólido como éste. Es una película recomendable que no llega a la altura del primer filme, pero tampoco decepciona o aburre. Tiene una cuota de cameos – comenzando por el Billy Batson de la serie televisiva de 1974 y siguiendo por alguien a quien todo el mundo daba por “despedida” – que va de los respetuoso a lo salido de la galera a último momento… pero no me desagrada en absoluto. Pero Shazam: la Furia de los Dioses llega en mal momento para el género y la ensombrece la mala prensa. No me parece justo, no es ni por asomo un filme que se merezca semejante desprecio. Simplemente hágame caso y vaya a verla porque la va a pasar bien, y ése es el propósito básico de cualquier película: ser un buen pasatiempo.