El realizador Guy Ritchie (el mismo de la antecesora Sherlock Holmes) traslada al espectador a una Europa perfectamente ambientada en el año 1891, un año después de los eventos de la última película.
Holmes
En esta ocasión se encarga de imprimirle aun más su toque personal. Si bien la trama lo muestra a Holmes (Robert Downey Jr) más desequilibrado y con nuevos camuflajes nuevamente tras los pasos del profesor Moriarty (Jared Harris), es indudable que la creatividad y el magnetismo se mantienen intacto (o mayor) que en la primera entrega de la franquicia. La dirección, el protagonismo de Robert Downey Jr. y la excelente química que genera con Jude Law son en gran medida la clave del éxito.
Watson (Jude Law), su inseparable amigo, sigue a su lado (aunque le pese) y mientras intenta contraer matrimonio con su amada Mary Morstan (Kelly Rilly), Holmes es su mochila personal y debe mantenerlo con vida.
Entre las grandes apariciones de esta palícula se encuentran Rachel McAdams (al igual que en la anterior película) en esta caso con mucha menos participación (e incluso desaparición), Stephen Fry, como el hermano de Holmes (y tan alocado como él) y Noomi Rapace (de la trilogía Millennium) en el papel de una gitana que se une al detective en busca de su hermano.
Sherlock Holmes: Juego de sombras trae un mundo imperdible de acontecimientos catastróficos en donde los entrañables amigos se verán inmersos, intentando salvar al continente de una colosal guerra.
Con nuevos inventos, armas, peleas, intrigas y hasta una caravana a caballo (y poni) por las montañas es el menú de un film que dejará a todos más que conformes y a la espera de una tercera entrega.