A comienzos del 2010 llegaba a nuestras carteleras Sherlock Holmes, la primera adaptación del famoso detective a cargo de Guy Ritchie que si bien no representaba una obra maestra ni mucho menos, era una película entretenida que abría una interesante puerta hacía las próximas secuelas que iban a llegar. Dos años más tarde llega Sherlock Holmes: Juego de Sombras con la única promesa de aprovechar esa brecha y mejorar lo hecho anteriormente. ¿La cumple? No, y a lo largo de esta crítica intentaré contarles el por qué.
Sherlock Holmes: Juego de Sombras nos va a contar las nuevas aventuras del querido detective, que ahora debe evitar que el malvado y brillante Profesor Moriarty desate una terrible guerra entre varias naciones europeas.
Hay películas a las que el paso del tiempo las agranda y también hay otras a las que el mismo efecto las empequeñece. El caso de la primera Sherlock Holmes es el segundo, ya que el paso de los meses hace que uno no la recuerde con mucho entusiasmo, algo que ocurre con este segundo film también. Es como si a uno al salir de ver Sherlock Holmes: Juego de Sombras le costara encontrarle puntos a resaltar, ajenos a los que fueron los principales motores de la primera parte. Es decir, esta segunda entrega mantiene la gran química entre Robert Downey Jr. y Jude Law y también continúa, y hasta incluso eleva, la idea de "desacartonar" y adaptar a estos tiempos al locuaz investigador, pero no mucho más que eso. Se encuentran las inclusiones de Jared Harris, Noomi Rapace y Stephen Fry, donde el actor conocido por su labor en Mad Men aprovecha a medias la oportunidad de llevar adelante el papel del Profesor Moriarty y donde la intérprete nacida en Suecia no presenta en ningún momento alguna justificación ajena a que puede ser una posible pareja para el solitario detective en las futuras secuelas, mientras que es Fry el más destacable intérprete secundario, encarnando al hermano de Holmes.
Dejando lo mencionado arriba de lado hay buenos momentos de humor a cargo de Downey Jr. (que vuelve a comerse la película), los clásicos juegos de observación y deducción y escenas de acción espectaculares que suben de muy buena manera la propuesta visual a lo que fue la primera parte. Un claro ejemplo de esto es la brutal y espectacular secuencia de escape en el bosque, donde Ritchie saca a relucir toda la artillería estética que lo ha lanzado a la fama en el pasado.
Sherlock Holmes: Juego de Sombras lamentablemente no presenta demasiadas ideas para lograr superar a la anterior entrega, aunque no por eso deja de ser un film entretenido digno de ser visto por aquellos que disfrutaron la primera edición.