Guy Ritchie es un director que suele abusar de ciertos recursos estilísticos que hacen de su cine un sello bastante personal. Adorador del Slow motion, no escatima en usarlo con vehemencia en esta segunda entrega del detective inglés interpretado por un encantador Robert Downey Jr. Sin embargo, el tono entre cómico y adrenalínico que bien supo administrar en la primera parte, hace de Juego de sombras un film un tanto hiperbólico pero a la vez más ordenado, claro y entretenido que el anterior.
Es entendible que esto suceda, ya que la historia ahora está basada en el relato corto de Conan Doyle, The problem, con algunos elementos de otros relatos como The Dying Detective, The second stain o Valley of fear. A pesar de cuánto se lo ha criticado a Ritchie por las características impresas al protagonista, demuestra claramente que aunque ponderado en sus rasgos, exploró fuentes originales del detective condimentándolo con más humor e irreverencia. Todo lo cual se evidencia aún más en esta segunda parte donde los momentos de humor están continuamente presentes haciendo de la película algo así como una buddy movie, un Starsky y Hutch del siglo XIX.
Pero el film termina funcionando justamente por la gran química entre Downey Jr. y Jude Law añadido a un reparto que incluye a un eternamente fantástico Stephen Fry, como el hermano de Holmes, y un estupendísimo antagonista, el archienemico Profesor Moriarty, interpretado por un sensasional Jared Harris. El film entonces es una verdadera explosión de acción, un duelo magnífico entre protagonista y villano dentro de un contexto mucho más real y terrenal que aquel de la primera parte. La película no deja de ser un juego con todas las letras en el que se destacan algunas muy buenas escenas para ver en pantalla grande- y como siempre digo- con el balde de pochoclos más grande que consigan. La escena del bosque por ejemplo, aunque intensamente saturada de slow motions, es una verdadera delicia que dejará a más de uno sin aliento. Suma puntos la incorporación de la bellísima Noomi Rapace (la chica del tatuaje del dragón original) para conformar entonces un trío en aprietos bien entretenido.
Por lo demás no negaremos que tiene cosas reprochables, como una larguísima introducción hasta llegar al verdadero meollo de la cosa que podría haberse acotado un poco, así como también algunas líneas de diálogo magistrales en contraposición con otras un tanto forzadas. Pero a esta altura le disculpo todo tanto a Ritchie como a Downey Jr., dupla que admite seguramente una tercera parte.