Sherlock Holmes es el personaje creado por Sir Arthur Conan Doyle y cuya primera aparición literaria data de 1887, en la novela Un Estudio en Escarlata. El total de la obra de Doyle sobre Holmes abarca unas cuatro novelas y cincuenta y seis cuentos, los cuales terminarían trascendiendo el género policial hasta convertir al personaje en uno de los más influenciales de la literatura universal. No sólo en cuanto a personalidad y métodos deductivos sino también en el estilo narrativo, lo que terminaría por dar a luz al género policial moderno.
Ciertamente no soy fanático del personaje. Debo admitir que se trata de una cuestión cultural personal, ya que mi contacto con la literatura se debe mayormente a las adaptaciones cinematográficas, las cuales son inferiores a la calidad de los textos en que se basan. Pero mi problema pasa por el genero victoriano, el cual fue explotado hasta más allá de los límites de lo tolerable con los estudios Hammer y sus filmes de terror. Cuando uno veía a Peter Cushing en levita, caminando por un Londres brumoso y recitando toneladas de diálogo rebuscado, terminaba por hacerle la cruz a cualquier película ambientada en el siglo XIX (o anterior). Las películas victorianas de la Hammer eran pesadas y lentas, y uno le tomó fobia a la época y al género.
En sí, la versión 2009 de Sherlock Holmes no deja de ser bizarra. Si bien Guy Richie es inglés, lo suyo son las mafias urbanas londinenses y no el género victoriano. Robert Downey Jr es un gran actor, pero es americano. Hay toda una historia relacionada con logias y magias oscuras - si bien a Arthur Conan Doyle le fascinaban estos temas en la vida real - que no es el standard habitual del personaje (amén de que no se basa específicamente en ninguna historia concreta de Doyle, sino que se inspira en un comic que crearon los productores). Y hay un perfil de héroe de acción que resulta atípico para Holmes. Sin embargo, en semejante bolsa de gatos, los resultados son superiores a lo que uno podría esperar. No sólo produce un excelente aggiornamiento del personaje para las audiencias modernas, sino que también resulta coherente con su perfil. Este Holmes es un antisocial brillante, drogadicto y, por sobre todo, un héroe romántico a la antigua. Ya no es un viejito con levita y pipa, sino un tipo de personalidad intensa, hábil pugilista y genio intelectual. Es cierto que está modelado casi a medida sobre el perfil del Tony Stark de Downey en Ironman; pero no deja de ser enormemente carismático.
Sin ser un especialista en Sherlock Holmes, el otro punto también renovado es el perfil del Dr. Watson. Tampoco es un viejito sumiso que le dice sí a todo a su mentor, sino que se trata de un cuarentón con problemas con el juego, de carácter irritable pero de profunda admiración por el detective. Tanto las perfomances de Robert Downey Jr como de Jude Law son excelentes, y ambos se sacan chispas con química de alto nivel en pantalla.
Ciertamente la trama es algo traída de los pelos, pero en realidad la historia está hecha para el lucimiento de Downey Jr y Law. En el fondo me hace acordar a las aventuras de Mel Gibson y Danny Glover en Arma Mortal, en donde la historia era lo de menos y uno se deleitaba con semejante pareja en pantalla. Aquí hay investigación, deducciones geniales, peleas intensas y diálogos afilados. El villano es standard, pero es lo de menos. Lo que importa es el derroche de carisma de los intérpretes principales.
Posiblemente a los puristas holmesianos la versión 2009 de Sherlock Holmes le parezca un sacrilegio. A mi juicio, es una película pochoclera de gran nivel. Tiene más substancia que lo habitual, gran ritmo - demostrando que Guy Ritchie puede sobrevivir a sus divorcios artísticos con Matthew Vaughn y Madonna -, y dos intérpretes formidables. No será un clásico, pero entretiene y de qué forma... lo suficiente como para que me amigue con mi fobia al cine victoriano.