Magos, asesinos y un detective brillante
La versión del cineasta Guy Ritchie del detective Sherlock Holmes, personaje creado por Arthur Conan Doyle e interpretado en el cine por Michael Caine, Charlton Heston, Christopher Plumer, y Christopher Lee, entre otros, tiene un poco de todo. Sherlock Holmes (2009), en la piel de Robert Downey Jr., es un viaje que empieza por el desconcierto inicial hasta llegar al disfrute final.
El Sherlock Holmes de Guy Ritchie está inspirado en el cómic de Lionel Wigram, en este caso el detective Holmes debe enfrentarse a un nuevo enemigo, Lord Blackwood, y para ello cuenta con la ayuda de su fiel ayudante, el Dr. Watson (Jude Law), y de la bella Irene Alder (Rachel McAdams), la única mujer que ha sido capaz de derrotarle.
Durante los primeros minutos Sherlock Holmes se vuelve desconcertante. Los primeros 45 minutos de la historia se vuelven tediosos y demasiado abrumadores para el espectador que no encuentra el rumbo que la trama quiere tomar. Abuso de planos y contraplanos le dan un ritmo impropio que en cierta forma se contradice con lo que muestra, una Londres victoriana de finales de siglo XIX lúgubre y obscura que se contrapone con el ritmo de las imágenes y la pasividad narrativa.
Transcurrida la introducción al conflicto, que por cierto es bastante confusa, el film crece cuando se transforma en un thriller con toques sobrenaturales, algo que algún punto recuerda a Sexto sentido (The Sixth Sense, 1999) o a las películas de M. Night Shyamalan, ya que el desenlace del conflicto se desarrollará a través de un flashback rápido sobre todo lo que aconteció en la película y como a través de ciertos hechos puntuales el espectador, al igual que Holmes, podrá desarrollar el caso.
Una Londres obscura, que recuerda por momentos a la ciudad gótica de los primeros Batman (Tim Burton, 1989) es el marco ideal para el desarrollo de una historia cargada de personajes inteligentes, algo dark, irónicos y hasta políticamente incorrectos; algo que Robert Downey Jr. y Jude Law manejan a la perfección, personificados desde las antípodas de sus personalidades pero que en cierto punto son semejantes.
Con una magnifica reconstrucción de época, actuaciones increíbles y una historia que, a pesar de lo confusa y algo estirada atrapa a partir de una serie de recursos usados inteligentemente creando suspenso y acción, Sherlock Holmes aprueba esta nueva versión que, sin duda, hubiera estado para mucho más, sino hubiera sido por cierta pretenciosidad narrativa que no hizo más que opacar el resultado final.