Las dos primeras partes de la historia de Shrek fueron películas que lograron mezclar con originalidad muchos cuentos de hadas y combinar cada una de sus historias en un mismo relato. La segunda secuela del ogro falló en el simple hecho de no desarrollar con lucidez y humor una narración atrapante y divertida, cayendo en situaciones y gags repetidos. La cuarta parte deja una sensación de vacío, de poca sorpresa y decepción, un final con pocas luces.