Intrusos

Crítica de Lucas Rodriguez - Cinescondite

No señores, no estamos frente a una secuela de la hedionda Intruder de Travis Z estrenada el pasado diciembre. Acá no van a tener esa suerte, sino que Intruders, o Shut In -tampoco está relacionada con ese esperpento reciente con Naomi Watts– o Deadly Home es un thriller de invasión hogareña que visita lugares comunes del subgénero, pero con unos ligeros retoques que la hacen sobresalir un poco de la media.

La película de Adam Schindler, en su debut cinematográfico, no pierde mucho tiempo en presentar el escenario donde pasearán sus desventurados personajes. Anna –Beth Riesgraf, en un papel bastante sobresaliente- acaba de perder a su hermano y ha heredado una fortuna apetecible, lo que hace que tres forajidos invadan su casa el día del entierro para hacerse con esos billetes. Punto uno, ella sufre agorafobia, lo cual le ha impedido salir del hogar para el propio funeral familiar. Punto dos, Anna y el lugar donde reside esconden varios secretos que saldrán a la luz causando estragos a su alrededor.

Películas donde la víctima y los victimarios no son lo que parecen han habido varias en el cine, sin ir más lejos la excelente You’re Next jugó muy bien sus cartas y revelaciones para revertir la misma situación de siempre, e Intruders un poco se vale de ese mismo mecanismo para alimentar su trama. La pena es no saber sostener esos datos con personajes jugosos. A todo momento hay en la narrativa un ritmo fluctuante, donde los sucesos se encadenan uno tras otro, pero nunca terminan de hacer mella en el espectador. Anna es un personaje gris, muy bien interpretado, con motivaciones muy claras, pero el grupo al que se enfrenta luce acartonado y nunca termina de ofrecer un punto antagónico en concreto.

En cierto momento, la película deviene en una prima lejana de la saga Saw y cuenta con varios escenarios cruentos y violentos, pero no terminan de rescatar un film en donde el espectador no conecta emocionalmente con ninguno de los personajes. Lo cual es una pena, porque el concepto es interesante e intrigante, y el elenco intenta siempre subsanar problemas que surgen desde el guión tosco y sin mucho jugo a cargo de T.J. Cimfel y David White.

Intruders por momentos le escapa a lo obvio, pero acaba siendo presa de sus propias limitaciones. Está por sobre la media de lo que se viene estrenando en materia de horror en cines locales, pero su vuelo es muy rasante como para destacar o ser recordada de acá a unas cuantas semanas. Cumple y hasta ahí.