Promete transgresión y brinda convenciones
Algunos de los primeros gags de esta comedia fantástica prometen algo realmente fuerte en cuanto al nivel y estilo de comicidad. Pero poco a poco el asunto se normaliza y «Si fueras yo» se convierte en una de tantas comedias que se venden como transgresoras para terminar resultando mucho más convencionales de lo que se podía esperar.
La comedia trata sobre dos amigos de toda la vida que llevan vidas totalmente distintas. Uno es abogado a punto de ser socio de su firma, padre de una nena y un par de gemelos, mientras que el otro dejó la universidad para ser actor, y sólo hace comerciales de TV y películas softcore baratas Luego de no verse durante demasiado tiempo, los amigos van a un bar a ver un partido de béisbol y, al final de la noche, se dan cuenta de que a cada uno le gustaría llevar la vida del otro. Esto dicho mientras orinan en una fuente con una extraña estatua mitológica que los observa mientras expresan sus deseos.
El asunto es que a la mañana siguiente los amigos han intercambiado cuerpos, o según como quiera verse, espíritus, ya que encerrado en el rostro del otro está el que quería ser soltero o el que ansiaba una familia.
Antes y después de la transformación hay gags eficaces, realmente divertidos, que atañen a la vida original de cada uno de los protagonistas y los desastres que provocan luego de transformase en el otro, como la ruptura de una reunión definitoria para una fusión de empresas, malográndola totalmente, la filmación de una película erótica y la cita con una mujer embarazada (sin duda una de las escenas más procaces que se hayan visto en mucho tiempo en este tipo de comedia hollywoodense).
Luego la película va derivando hacia cierta ingenua melancolía, e incluso se pone un poco moralista, lo que resulta anticlimático y hace que todo el conjunto decaiga irremediablemente.