En su ópera prima, Si los perros volaran: la historia de Rafael Perrotta, el trío conformado por Maximiliano de la Puente, Lorena Diaz, y Gabriela Blanco, indaga sobre una figura tan ambigua como emblemática, en base a testimonios que intentan formar un todo.
Sería fácil hablar de Rafael “Cacho” Perrotta como el director y reformulador del reconocido diario El Cronista Comercial, aunque en realidad fue mucho más que eso. Periodista, abogado y empresario; su familia, fundadora de aquella publicación en 1908, pertenecía a una elite social que le permitió codearse con las altas esferas del poder, a través de su pertenencia a determinados clubes sociales formadores de clase.
Sin embargo, para los años setenta Cacho comienza a expresar otras ideas, las cuales, de un modo trágico, terminaron signando su destino. "Si los perros vuelan" fue presentado por primera vez en la muestra de documentales del DOCA en 2015.
Habiendo ya pasado, por lo menos, dos años de su realización, su vigencia para ser más fresca que nunca. La historia de Rafael Perrotta puede no ser la más conocida dentro de las historias de desaparecido durante la última dictadura militar. Sin embargo, esta contiene determinados elementos que la hacen interesante a destacar, tal cual lo demuestra este trío de documentalistas.
El hombre que “traiciona” sus orígenes, aquel que se relacionaba con unos y pasó a estar “del otro lado”. El hombre de prensa, con todo lo que eso implica, y el calvario por el que pasó su familia luego de su desaparición. Rafael Perrotta era conocido de figuras como Alfredo Martinez de Hoz, o Emilio Massera.
Pero a mediados de los setenta, cuando el clima estaba enrareciéndose, integró el Partido Revolucionario de los Trabajadores, apartándose de aquellos que lo cobijaban. Su figura como director de un medio tan importante, por el cual, durante su mandato, pasaron plumas reconocidas del periodismo más comprometido; lo ubicó en un lugar central para poder observar la escena.
Lugar que le permitiría visionar un oscuro futuro para el país. Para junio de 1977 pasaba a formar parte de la lista de desaparecidos. Para su familia comenzaría un proceso de lucha por reclamo, de extorsiones y amenazas por parte de los sectores de más alto poder, aquellos que antes lo cobijaron.
De la Puente, Días y Blanco se basan en un gran número de entrevistas en primera persona de personajes que trabajaron o conocían a Perrotta y sus familia.
Desde José Eliaschev a Alberto “Tito” Cossa, pasando por Rafael y Santiago, los hijos de Cacho Perrotta, hay una gama muy rica de testimonios que intentan formar la personalidad de esta figura, y a su vez, intentar comprender sus actos y el devenir de su historia. Para matizar estos testimonios, los documentalistas apuntan también a algunas dramatizaciones y animaciones, aunque en verdad, estas sirvan como apoyo al audio de los testimonios que siguen sonando.
A diferencia del reconocido libro de investigación "El enigma Perrotta" de María Seoane; "Si los perros volaran: La historia de Rafael Perrotta", se basa más en la figura humana, en comprender a la persona y lo que lo llevó adoptar una conducta social alejada de su círculo social originario.
También será fundamental su rol como director de medios, que le permitió visionar los hechos más oscuros; en boca de los periodistas más allegados a su persona.
A la luz de los hechos, trazar analogías con otros sucesos similares como el caso de Pael Prensa y la familia Timmerman, o el enarbolamiento de la falsa objetividad periodística que se mantiene en los últimos años desde los medios que en momento colaboraron con la Junta Militar, será inevitable, y uno de los ejercicios más ricos que puede ofrecer esta producción.
Sin la búsqueda de grandes hallazgos técnicos , ni estéticos (más allá de las mencionadas animaciones y representaciones), Si los perros volaran: La historia de Rafael Perrotta, confía en el peso de sus entrevistas, de la palabra dicha por quienes más conocían a la persona, y acierta.
En este rompecabezas , habrá piezas faltantes. A medida que nos acerquemos a su triste final, los hechos se vuelven más difusos y supuestos. Símbolo de una historia no resuelta, la de nuestro pasado, la de nuestro país, que por los hechos de actualidad, demuestra, quizás, no tener la madurez necesaria en su conjunto para comprender y asumir qué fue lo que pasó.
Mientras esto siga sucediendo, trabajos como este siguen siendo fundamentales.