Samantha es una adolescente ganadora. Vive en una casa espectacular y cada mañana, ella y su grupo de amigas van a la secundaria vestidas con esmero, escuchando música, haciéndose selfies y hablando de chicos. En el colegio reciben miradas de admiración y, claro, se divierten odiando y burlándose de la chica diferente, de la loser. Basada en una novela, con el bullying como tema central, Si no despierto tiene un planteo astuto: después de que, en una fiesta, terminan humillando físicamente a la distinta, Samantha empieza a repetir cada día el mismo día. Sí, como en Hechizo del Tiempo/Día de la marmota. Si los primeros veinte minutos de chicas vacías y vanidosas hablando de nada son soporíferos, la perspectiva de volver a verlo una y otra vez asusta. Pero Samantha está en ese bucle para aprender la lección, y lo que sigue es el proceso por el cual primero entiende y segundo intenta modificar lo que pasó. En principio, para liberarse de su hechizo temporal. Pero después, porque va tomando distancia de sí misma y su estúpido círculo, entiende que fue mala y se vuelve tan buena que hasta le regala tiempo a su hermanita, a la que ignoraba. Absurdo, pero con una intriga que no deja de funcionar. Claro que Si no despierto podría haber manejado una dureza más acorde con su tema en lugar de que todo se vea tan lindo, seguro y acogedor.