Existencialismo teen
Más allá de las dudosas cualidades y calidades de un film destinado al consumo adolescente, que no repara en esquivar toda la galaxia de estereotipos y lugares comunes que hacen de la fórmula un discurso repetitivo pero eficaz, Si No Despierto puede insertarse dentro de un contexto donde la palabra frustración y suicidio se conectan directamente con el universo teenager como un intento de respuesta a muchas inquietudes actuales y propias de una etapa en la que el sentido del aquí y ahora no se vive con intensidad.
El trillado recurso del tiempo en bucle, es decir la repetición constante de un tiempo en un mismo espacio, nos remite desde la nostalgia a aquella maravillosa comedia dramática Hechizo del Tiempo (Groundhog Day, 1993) y luego con el correr de las décadas a otras películas que tomaron la premisa para reformularla hasta el infinito y más allá.
Como sucede con esos filmes deudores de la original, en este caso ocurre exactamente algo parecido pero la víctima de turno, Samantha (Zoey Deutch), es una mojigata adolescente. Superficial como sus amigas, quien forma parte del grupo de las “populares”, en un típico colegio yankee donde el bullying se dirige por parte de ellas hacia Juliet (Elena Kampouris) y se acentúa aún más en un típico día que terminará, luego de una fiesta, en tragedia.
La voz en off como recurso narrativo -siempre desde el punto de vista de Samantha- impone al relato un ritmo donde las revelaciones del fenómeno sobrenatural (Samantha despierta siempre el viernes de esa semana a la misma hora haga lo que haga) conllevan desde lo implícito una búsqueda espiritual mezclada con las consabidas dudas existenciales, donde la presencia de la muerte se encuentra más próxima, así como la necesidad de aferrarse a lo afectivo en un simpático “carpe diem pop”.
No obstante, las buenas intenciones de la directora Ry Russo-Young y la guionista Maria Maggenti alcanzan para evitar que la trama recaiga en un loop de superficialidad como la que se encontraba al comienzo en la presentación de Samantha y sus tribulaciones, antes de partir.
La insalvable moraleja porque en definitiva este cine pre fabricado debe dejar un mensaje roza un terreno de ambigüedad pero no por mérito del guión, sino por la prisa de caer en la corrección política en lugar de preguntarse porqué existen películas como ésta.