La lección
Basada en el best seller teen de Lauren Oliver, Si no despierto (Before I Fall, 2017), es una versión aggiornada de Cuento de Navidad, clásico en el que una lección debe ser aprendida por alguien para poder avanzar y, de alguna manera, recomponer y volver a un estado anterior en el que el personaje central se encontraba.
Acá la lección es para Samantha (Zoey Deutch), una joven popular, bella, a la moda, que sólo desea compartir jornadas de baile y alcohol con sus amigas, desatender a su familia y pensar en debutar sexualmente con su novio, uno de los “chicos malos” de la secundaria. Cuando una noche, regresando de una fiesta en la que atormentan y humillan a una de sus compañeras junto al resto de su grupo, tiene un accidente automovilístico y su vida cambiará drásticamente viéndose envuelta en una situación particular: despierta siempre en el mismo día que antecedió al choque sin poder modificarlo.
Así, la realizadora Ry Russo-Young irá desandando los pasos de Samantha, en la previa a la fiesta que desencadenó su situación, mostrando cómo la joven irá atendiendo a cosas que hasta hace horas le habían parecido imperceptibles, pero que claramente han tenido que ver con aquello que la ubicó en esa situación y que también entiende que debe modificar para regresar a su vida pasada.
Si en Hechizo del tiempo (Groundhog Day, 1993), Bill Murray veía en el repetirse eternamente el día en el que despertaba una oportunidad para sacar provecho de aquello que justamente en ese día le había ido mal, acá la chance de revivir la jornada de un ciclo circular eterno, sirve para analizar y autoexigirse un cambio a la protagonista, que ubica al relato en otro plano, con una temática asociada a la moral que atraviesa toda la narración.
Ry Russo-Young descansa en el carisma de Zoey Deutch y sus amigas para potenciar una idea muchas veces vista, pero que suma un tema urgente, el bullying como disparador de una historia que no por poseer vetas de relato fantástico elige quedarse en ese género, prefiriendo acomodarse en el drama para generar un verosímil que se aleja de la concreción de pesadillas. La directora apela a planos amplios para centrar la historia en el apacible, en apariencia, pueblo en el que Samantha vivirá mil veces el mismo día, un lugar plagado de árboles, montañas y niebla, que además funcionan como motivos de la trama al sumarlos, principalmente, en los momentos de revelación de la verdad de la protagonista y de las acciones que toma para cambiar el destino de sus allegados y el propio.
La selección musical, además, coincide con la búsqueda de un espectador joven, que disfruta de reconocerse en el relato a través de usos y costumbres, el mismo que ha devorado de una pasada los episodios de 13 Reasons Why (2017), serie de Netflix, que también tiene como temática el bullying y que, al igual que Si no despierto, intentan concientizar sobre una problemática cada vez más recurrente entre niños y adolescentes y que exige un pronto tratamiento en la vida real, más allá de campañas de difusión y la proliferación de historia que lo toman como disparador de la acción.