Directo en el blanco
Tras su paso por la competencia oficial del último Festival de Cannes, llega este thriller concretado con indudable solvencia y pericia, aunque algo afecto a los excesos.
Tras El hombre duplicado y La sospecha, el director canadiense Denis Villeneuve construyó un potente y tenso thriller sobre el sicario del título (Benicio Del Toro), contratado por las fuerzas estadounidenses para encontrar y aniquilar a los jerarcas del cartel de Sonora en México. Josh Brolin lidera el grupo de élite y Emily Blunt interpreta a una agente recién ingresada al FBI que funciona a la vez como la voz de la conciencia entre tanto desmadre.
La excesiva estilización visual con sus tomas aéreas (Villeneuve nos recuerda todo el tiempo que este no es “sólo” un policial sino la obra de un autor “importante” como él) y la recurrencia decididamente morbosa a la hora de mostrar una y otra vez cadáveres mutilados y colgados de los puentes (la mexicana Heli es un poroto al lado de esta) conspiran un poco contra un film que, debe admitirse, tiene casi siempre una notable factura técnica y narrativa, y se constituye así en un sólido exponente de género.