Denis Villeneuve es un director canadiense que en los últimos años brindó muy buenas películas que fueron bien recibidas por la prensa y el público, como Incendies, El hombre duplicado (Jake Gyllenhaal) y Prisioneros (Hugh Jackman).
En Sicario presenta un intenso thriller sobre el mundo del narcotráfico, un tema que volvió a ponerse de modas estos días en el cine y la televisión.
La prensa norteamericana enloqueció con este nuevo film de Villeneuve que tiene enormes méritos si bien no es la obra maestra que intentan vender en los medios.
Quiero resaltar primero los aspectos positivos.
Como propuesta de suspenso Sicario es una historia brutal que explora con mucha crudeza la violencia y los estragos que causan en la sociedad el dominio de los cárteles de droga.
El film de Villeneuve sobresale principalmente por su maestría para generar situaciones de tensión en su narración. Ya sea con un impactante tiroteo o una conversación entre dos personajes, el director consigue que el espectador no pierda nunca el interés por la historia.
El operativo táctico que se desarrolla en Ciudad Juárez para detener a un narco es probablemente una de las mejores secuencias de suspenso que se vieron en el cine este año.
La labor del director en el tratamiento de la acción y la adrenalina que genera con la narración es fascinante.
Una película que encima se vio favorecida por la extraordinaria fotografía de Roger Deakins (clásico colaborador de los hermanos Coen), que si el año que viene no se lleva el premio Oscar por este trabajo es uno de los grandes robos de la década.
El trabajo que hizo con las secuencias nocturnas, muy especialmente en el operativo militar que se lleva a cabo hacia el final, es un auténtico prodigio técnico que no debería ser ignorado por la Academia de Hollywood.
Dentro del reparto Emily Blunt brinda una magnifica interpretación con un personaje complicado que atraviesa un infierno psicológico durante el desarrollo de la trama, mientras que Benicio del Toro se luce en un rol misterioso que genera un enorme atractivo por la ambigüedad de sus acciones.
Ahora bien, más allá de las virtudes técnicas y las interpretaciones de los protagonistas, Sicario no ofrece nada nuevo en el tratamiento de esta temática que no se haya visto en decenas de películas previas.
El film de Villeneuve carece de la complejidad de Traffic (Steven Soderbergh) y el modo en que se aborda el tema del narcotráfico es bastante superficial.
La película trabaja algunas cuestiones interesantes como el concepto de acudir a tácticas clandestinas para acabar con los narcos por encima de la ley y la idea que plantea el conflicto tiene un enorme atractivo.
Sin embargo, el foco de atención de Villeneuve estuvo puesto en brindar un thriller hollywoodense más convencional y la película nunca se juega a fondo con este tema.
Por otra parte la trama tiene una estructura narrativa extraña. La película empieza con Emily Blunt como la gran protagonista y hacia el final su personaje queda relegado a un rol menor, mientras que Benicio del Toro, que tenía un personaje secundario, pasa a convertirse en la gran figura de la historia.
En lo personal disfruté de esta película del director canadiense pero no me volvió loco como para destacarla entre los mejores estrenos del año.
En resumen, Sicario es un muy buen thriller que se disfruta más si uno no se deja llevar por los elogios exagerados que venden una obra maestra que después no encontrás en el cine.