Si no fuese por Julianne...
Hay películas que si no fuera por tener en su rol protagónico a un actor de renombre estarían condenadas a la TV. Y no precisamente a señales como HBO que en los últimos años se ha caracterizado por ofrecer productos de una talla que muchas veces supera a la cinematográfica, sino a Hallmark o aquellos canales que se destacan por programar productos tan cursis como lacrimógenos.
En Siempre Alice (Stll Alice, 2014) Julianne Moore interpreta a una profesora de lingüística de la Universidad de Columbia que acaba de cumplir 50 años. Alice tiene un marido adorable (Alec Baldwin) y tres hermosos hijos. Pero cuando está en el esplendor de su vida le detectan Alzheimer prematuro.
Con un tema así era casi una obviedad que la Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas de Hollywood le iba a dar el Oscar a esta estupenda actriz que sin duda se lo merecía y que tantas veces se le había sido negado. Pero, ¿es la mejor actuación de Julianne Moore? La respuesta es clara: No. La actriz, que ha brindado papeles inolvidables en Lejos del paraíso (Far from Heaven, 2002) o la reciente Polvo de estrellas ((Maps to the stars, 2014), hace lo que puede ante una historia que apela a todos los clisés posibles para narrar el deterioro mental que sufre Alice y como la enfermedad va destruyendo no solo su vida sino la de aquellos que la rodean.
Dirigida a cuatro manos por Richard Glatzer y Wash Westmoreland, Siempre Alice no es más que un mediocre telefilm sensiblero, efectista y tan obvio que si no hubiera sido por Julianne Moore tal vez ni siquiera llegaría la TV.