Julianne Moore nos ofrece una interpretación excelente que puede quedar grabada en la retina de los espectadores por años.
Narra la conmovedora historia de Alice Howland (Julianne Moore) una profesional extraordinaria, inteligente, madre de tres hijos adultos y esposa que vive en una hermosa casa en Manhattan a orillas del mar de Long Island. A los 50 años se encuentra pasando su mejor momento, ha logrado tener lo que toda persona puede llegar a desear: una hermosa familia (con las diferencias que puede tener cualquiera), un buen esposo, una buena posición económica, reconocimiento en su carrera, en fin es una triunfadora.
Pero un día recibe el peor de los diagnósticos: es posible que haya heredado el Alzheimer de su fallecido padre (que era alcohólico), se encuentra en primera etapa y además existe la posibilidad que se desarrollarse en sus hijos. Todo es devastador, desde como va avanzando esta enfermedad hasta como una persona que lo tiene todo puede olvidarse de su familia y los momentos vividos.
Con el correr de los minutos vamos viendo como todo va girando alrededor de la protagonista en una actuación soberbia de Julianne Moore (su expresión, su rostro, sus ojos, sus gestos, el vacío, el dolor, la pérdida y el proceso de la enfermedad) en la que demuestra una vez más todo su oficio. Esta mujer intenta por todos los medios que la enfermedad a medida que avance no anule su existencia, va buscando ayuda en la tecnología se apoya en su Smartphone para ir recordando sus actividades, además de un cuestionario para ejercitar su memoria entre otros exámenes.
Ella se encontraba un poco alejada de su hija Lydia Howland (Kristen Stewart), la rebelde de la familia, quien decidió seguir con su carrera como actriz a pesar que su madre quería que sea abogada o doctora como sus hermanos. Pero Lydia es la única que muestra fortaleza y entereza, es la que se mantiene al lado de su madre en los momentos más difíciles. Este personaje logra destacarse aunque todo gira en torno a la protagonista.
El resto de los personajes van encarando la situación a su manera: John (Alec Baldwin) es médico e intenta contenerla y también están sus otros dos hijos: Tom (Hunter Parrish), estudiante de medicina y Anna (Kate Bosworth), abogada y casada que intenta tener una familia, estos personajes se destacan poco.
La historia es bastante conmovedora pero sus directores la van matizando con diálogos interesantes, distintas situaciones que van contrastando, bellos paisajes, toques de humor, un buen manejo de cámara otorgando los distintos planos, como el plano corto resaltando las situaciones más estremecedoras y con la música de Ilan Eshkeri (“La joven Victoria”) que acompaña en los momentos más vibrantes. El tema esta tratado con mucho respeto, nos ofrece una lección de vida y nos enseña a valorar lo que tenemos.