Lejos quedamos de la consideración de que el cine rumano haya constituido una moda pasajera como tiempo atrás parte de la crítica internacional vociferó por igual sobre el cine iraní. Descarte inmediato a partir del cine de Mungiu, Puiu y Porumboiu, ejemplares directores rumanos cuyos films no dejan de llevarse premios por cuanto festival se presenten. Premios que, además, facilitan que su cine sea visto y llegue a una mayor cantidad de espectadores.
Puiu, en su promisoria carrera, escaló posiciones en Cannes a partir de ser elegido por la Quincena de Realizadores, luego Un Certain Regard y luego en Competencia Oficial, presentando Sieranevada (2016).
En el salto, se refuerza el auteurismo de Puiu, reflejado en cada una de sus obras; exceden los elementos que comprueban esta teoría. Sieranevada es un film de extensa duración, que comparte atmósfera similar con la reciente El Tesoro (Comoara, 2015), de Porumboiu. Es habitual la utilización de planos secuencias y cámara en mano no subjetiva, permitiendo así un seguimiento símil marca personal sobre cada uno de los personajes principales del film y darnos a conocer sus distintos comportamientos, que servirán de información de lo que sucederá en el transcurso del film.
El acontecimiento inicial: la muerte de un integrante familiar convoca a otros del clan a reunirse en un hogar, donde transcurre la mayor parte del metraje. Esto va desencadenando otras situaciones de igual o mayor importancia dentro de la trama gracias a una exposición intimista y natural que Puiu imprime y que logra la identificación instantánea de espectador con sus personajes. Entre ellos, hermanos, primos y parejas; todos discuten de política, de actos personales -como la infidelidad- y determinadas situaciones externas que acontecen y les obliga a tomar posición, actividad que genera una bola de nieve incesante de malestar entre los presentes. El funeral y la comida son dos elementos cruciales para el encuentro y la eventual disociación.
De esta manera, Puiu logra un incesante registro único dentro de un lugar físico que no convierte en un lugar acotado y resulta inclusive ser más vasto que sus alrededores para lo que quiere exponer. La relación de Puiu con el espectador es de inmersión y de brindarle paso a convertirse en un integrante más del clan.
El cine rumano definitivamente está establecido en la comunidad cinéfila, con ejemplos como Sieranevada y las muchas por venir de este promisorio autor.