En un edificio de la ciudad de Córdoba, Ernesto vive con siete perros. Su solitaria rutina se desenvuelve en torno a las necesidades de sus mascotas, sus problemas de salud y sus limitaciones económicas. Los vecinos, en una audiencia de mediación, lo instan a sacar los animales de su vivienda, pero él no quiere separarse de sus perros y tampoco está en condiciones de afrontar una mudanza. La empatía entre personas que atraviesan soledades pero que comparten espacios comunes que las encuentran, permite que Ernesto descubra una posible alternativa.