Una delirante comedia negra con gran elenco
El director del curioso policial «Escondidos en Brujas» aparece ahora con una aún más rara comedia negra con algo de cine dentro del cine y mucho delirio difícil de clasificar. Colin Farrell es un guionista que no logra avanzar mucho con un argumento llamado «Siete psicópatas», e imaginando psicópatas no tiene mejor idea que compartir su bloqueo creativo con un amigo (Sam Rockwell) que entre otras cosas, se dedica a robar perros de gente rica para luego cobrar la recompensa. Esta tarea la hace con otro amigo de oscuro pasado (Christopher Walken), y entre otros perros que secuestran está el de un psicopático jefe de la mafia interpretado por Woody Harrelson.
Entre los desquiciados de la vida real y los de la ficción que trata de escribir el protagonista hay toda una serie de escenas totalmente dementes, y en un punto de la historia el personaje de Walken le dice al escritor «vos apareciste con la historia de los siete psicópatas, pero la verdad es que con tanto psicópata, al final el asunto se vuelve un poco cansador».
En efecto la película es un poco larga pero nunca deja de sorprender: hay un psicópata que mata mafiosos con una máscara roja y deja un naipe de recuerdo en cada cadáver, otro, vietnamita, vestido de cura que está en un cuarto de hotel con una prostituta, y luego está Sam Rockwell que es tamaño psicópata como para valer por dos o tres.
La película está muy bien filmada, tiene escenas muy divertidas y varias muy fuertes, y aprovecha al máximo un gran elenco, al que también hay que agregar nombres del calibre de Harry Dean Stanton y Tom Waits.