Para qué son los amigos
Gran comedia negra sobre un grupo de psicópatas que se ven envueltos en una trama llena de violencia y excesos gracias al robo de un perro. A través de la utilización de unos diálogos ácidos y escenas muy gráficas, la película encuentra sus mayores atributos a la hora de crear un mundo apasionante donde todos sus personajes gozan de un carisma tan fuerte como peligroso. Una excelente historia llena de gracia y acción que sin dudas garantiza el entretenimiento del espectador.
Cuando uno ve una película acerca de psicópatas sabe que va a ser entretenida. La mismísima definición de este peculiar trastorno indica misterio y seducción. Por lo tanto, si los actores detrás de los personajes son nada menos que los excéntricos Sam Rockwell, Woody Harrelson y Christopher Walken, son muy pocas las chances de caer en aburrimiento. Incluso si sus interpretaciones son potenciadas por el rol de Colin Farrell, como un alcohólico egocéntrico quien afligido por su bloqueo creativo desea extraer de ellos el máximo de su personalidad, la situación logra ser llevada a extremos fascinantes.
El ritmo y la tensión de la película es casi perfecto. Por momentos la historia se descontrola el desviarse en momentos algo absurdos y repetitivos (como el cuento del vietnamita), pero sin lugar a dudas en la mayor parte de su duración logra exaltar y motivar al espectador. Los hechos progresan de tal manera que todo es hipnótico. Tal vez esta será la razón del desencanto del espectador cuando el relato se fracture en un tiempo más lento. Aunque la decisión de parar la acción no sea del todo fallida, desilusionan por su falta de cohesión con lo visto anteriormente. En el momento en que los personajes escapan con éxito y se refugian en el desierto, la historia toma el peligroso camino de cambiar abruptamente y lamentablemente no sale bien parada. Ya no hay intriga y la adrenalina se extingue. Una pena ya que la trama venía muy bien, pero no supo elegir bien los caminos para terminar.
No obstante, en ese impasse narrativo la película expone uno de los aspectos más interesantes de su historia. Allí la idea del cine dentro del cine se materializa de forma más certera y los personajes parecen tener un control absoluto de su destino. Lo cual le da un sentido más metafísico y complejo a la trama. Sin embargo, a pesar de sus buenas intenciones (dentro de todo, está bien construido), parece un recurso más ególatra que un elemento propio de la historia. Probablemente sean sus continuas menciones a las falencias del guión, como el flojo rol de las mujeres o el vietnamita, la que desenmascaren este problema. De esta manera se comete el error de suponer que a través de esta licencia se van tomar a estos fallidos detalles menores como guiños de originalidad cuando en realidad solo enfatizan las aristas más débiles de la trama.
"Siete psicópatas" es una muy entretenida historia que padece del inconveniente de haber aspirado a buscar ser más de lo que era, cuando tristemente ya era perfecta.