Martin McDonagh filmó poco y le bastó para demostrar que tiene algo así como un estilo, resumido en humor negro, climas oníricos, violencia explícita y una cámara lenta usufructuada de Tarantino.
El corto Six Shooter y su primer largo, In Bruges, estaban bien. Siete Psicópatas casi siempre no lo está. Lo frustrante es que uno detecta certeramente dónde la película es mala y le gustaría mandarle un e-mail al McDonagh del pasado para que se corrija.