Silencio del más Allá es otra de las películas pertenecientes a la nueva faceta de la productora Hammer y como tal, mantiene los aciertos y fallos de sus predecesores.
Silencio_del_mas_Alla_EntradaLa estrategia del film se basa en combinar el terror found footage con la ambientación setentosa (siempre rica en imaginario), una propuesta que entre tanta película-esquema que brinda el género últimamente parecía al menos interesante.
Desde el comienzo resulta acertado que la presencia de la cámara es sólo un Macguffin, una excusa para que un personaje ajeno (camarógrafo) entre en un círculo que realiza experimentos para comprobar que algunos fenómenos considerados paranormales son manifestaciones del inconsciente.
Silencio del más Allá se cierra a sí misma en un espiral de lugares comunes que no la hacen avanzar para ningún lado y todo lo que gana en ambiente lo pierde en intentos de crear y luego justificar giros inesperados.
El director, John Pogue, desestima tanto el recurso de la cámara diegetizada que las incursiones de la misma son las menos trabajadas de la película. Lamentablemente, los editores (o tal vez los productores) no compartieron esa postura y en el producto final quedo mucho material de este tipo, y muy pobre. Otro de los puntos negativos radica en que se evidencia que el guión fue muchas veces reescrito por diferentes autores.
El resultado de este problema de pre-producción es un relato que pierde coherencia interna y en el cuál se abren temas y pautas interesantes que nunca se terminan de desarrollar y que pudieron haber hecho una gran diferencia. Las falencias en este punto causaron además uno de los errores (no hay otra forma de llamarlo) más desagradables de la cinta. Alguien pensó que al producto le faltaba terror (eso es cierto) y para resolverlo tomó el manual del terror berreta moderno y encontró que el sonido podía solucionarlo. El resultado de esta decisión es una edición sonora realmente insalubre que obliga a ver la película tapándose los oídos dado que los ruidos agregados tienen un volumen que resulta desagradable.
A su favor el film logra la atmósfera que pretende (de eso la Hammer sabe y mucho) y si nos olvidamos del género resulta incluso un buen tratado sobre ética científica.
Lamentablemente Hammer no puede adaptarse a los tiempos que corren y reinventar la fórmula que la ubico en un lugar de prestigio en la historia del cine, mientras continúa esa búsqueda sigue ofreciendo productos sin personalidad basados el cine efectista que ellos habían optado por combatir en sus inicios.