Silencio

Crítica de Roger Cohen - Estrelladas TV

Nunca claudicaré a mi fe.

Silence es la última película de Martin Scorsese que le llevo más 20 años de trabajo en revisar la adaptación (de Jay Cocks sobre la novela original escrita por Shusaku Endo) para quedar conforme y finalmente filmarla.

La historia se desarrolla en el siglo XVII cuando dos misioneros cristianos: el Padre Rodrigues (Andrew Garfield) y el Padre Garupe (Adam Driver) se ofrecen a su superior para viajar a Japón en busca de su maestro desaparecido el Padre Ferreira (Liam Neeson) y seguir con la tarea evangélica en momentos que el cristianismo ha sido prohibido en ese país.

Cuando alguien era sospechado de ser cristiano las autoridades lo obligaban a pisar imágenes de Jesús o María para negar la fe y evitar así la tortura y posterior ejecución.

“En este paramo no hay lugar para el cristianismo” dice en un momento el inquisidor Inoue (impecable actuación del japonés Issey Ogata)

Interesantísimo guión, con una preciosa fotografía y un maravilloso trabajo de Andrew Garfield ya lejísimos de ese joven simpático picado por una araña.

Decir que me apasionan estos temas religiosos seria poco. Silence dura 159 minutos y me parecieron escasos. Son dos creencias que se cruzan: el cristianismo y el budismo, tanto amor teñido por la crueldad del hombre.

Apostatar es la renuncia a creer en determinada religión termino que escucharemos en varios momentos de la cinta y que ira cobrando mayor significado.

Gran largometraje altamente recomendable si te gustan los temas relacionados con la fe.