Una joven bonita y simpática va al Palacio San Martín en busca de algún trabajo, conoce a un diplomático joven y promisorio, se enamoran, se casan, mientras cumplen un destino en Guatemala nacen sus tres hermosas hijas, todo parece lindo en este resumen. Viejas grabaciones familiares en VHS corroboran esa impresión. Pero, ya se sabe, muchas veces la gente sonríe para la cámara aunque no tenga ganas. Y con el tiempo y los cambios de países, la mujer que al comienzo era toda luz se va poniendo toda ansiedad, angustia y frustración. Así lo cuenta la autora de este documental, María Silvia Esteve, con una mezcla de bronca y de pena, mientras vemos las imágenes agradables de reuniones, poses y cumpleaños infantiles.
Lo curioso es que nos está contando la historia de su propia familia. De cómo, según ella, las imposiciones sociales le cortaron las alas a su madre, las discordancias conyugales minaron la imagen de familia feliz, y el amor materno estuvo a punto de volverse tóxico. También curioso es que las hermanas de la autora tienen una interpretación bastante distinta de aquello que presenciaron juntas. Con honradez, sus opiniones quedan asentadas. Elogiable el tratamiento de las cintas de VHS, intervenidas con particular sentido estético y dramático. Igual cansan un poco la vista.