Madre, hija y recuerdo.
Parece mentira como una vida puede llegar a disfrazar tanto tiempo el dolor. Parece mentira la cantidad de violencia y sufrimiento que se pueden llegar a esconder detrás de las grabaciones o los archivos fotográficos; aunque ambas no puedan escapar de la memoria. En este documental personal, la directora María Silvia Esteve junto con sus dos hermanas, intentan reconstruir a través de entrevistas invisibles y grabaciones digitalizadas la trágica vida de su madre, Silvia.
No es fácil reconstruir la vida de un ser querido, mucho menos si ese ser resulta ser ni más ni menos que tu propia mamá. En esta película, la realizadora se sumerge en un espiral de grabaciones viejas con el objetivo de encontrarle un sentido a la última decaída de su madre, y de reconstruir a la vez, la etapa más dolorosa de su vida. La etapa de la cual no se tiene registro alguno.
Esta es una película que puede calificarse tranquilamente como un ensayo personal que intenta traer a Silvia de vuelta a la vida de la realizadora, además de la búsqueda para comprender el dolor y la angustia que tuvieron lugar en el pasado, en el centro de una familia completamente resquebrajada.
Poco le interesa al film descubrir cómo confrontar estos problemas de familia o informar sobre cómo salir adelante ante la violencia doméstica y machista, en absoluto. Es simplemente la voz de una hija que intenta desde lo audiovisual, decirle a su madre aquello que no pudo decirle estando en vida. Aquello que tanto tiempo se guardó, o incluso para pedir perdón por las veces que se gritaron la una con la otra.
Es así como la directora navega en las imágenes crudas de los VHS y en las conversaciones intimas con sus hermanas para ir tejiendo en contraste con la narración esta época de creciente violencia machista que tanto Silvia como Carlos, su marido, han tratado de esconder durante tanto tiempo. Son estas grabaciones el disfraz de una vida sufrida, o el boceto de una infancia feliz que la realizadora busca destapar. Tal vez como un proceso propio de terapia y comprensión; o tal vez como el último abrazo que jamás existió.