La historia del anarquismo en Argentina es poco conocida para la mayoría de nuestro pueblo. Dentro de este contexto, la imagen que quizás prevalezca en la memoria colectiva (y absolutamente primaria y hasta desinformada) es la de catalogar a este grupo de acción política como marginal, extremista y sin proyección en el tiempo... Probablemente se desconoce el alcance que tuvo en la sociedad, (fuera de los grupos de izquierda que revindican esta línea de pensamiento), y mucho menos se aborda (fuera de los ámbitos académicos y las discusiones de la militancia), la historia de quienes integraron sus bases.
Uno de ellos es Simón Radowitzky, quien es ícono del anarquismo a principios del siglo pasado y del que muchos solos conocen el acto que lo inmortalizó: un asesinato.
El escritor e historiador Osvaldo Bayer ("La Patagonia Rebelde") ha basado gran parte de su obra en investigar la historia de este movimiento, y la presencia de Radowitzky es ineludible. Se encargó de escribir una formidable y exhaustiva biografía sobre este personaje, de reivindicarlo frente a las duras críticas, y ahora es tiempo de llevarlo a la pantalla grande.
Efectivamente, "Simón, hijo del pueblo" es un documental (con aspectos ficcionalizados) que gira en torno a la figura de Radowitzky, ¿pero quién era este controversial hombre?
Hablamos de un inmigrante ucraniano que llegó a nuestro país en los comienzos del Siglo XX, con la idea de encontrar una tierra fructífera, pero que venía con los ideales marcados de su tierra natal. En 1909, el militar y Jefe de Policía Ramón L. Falcón se encarga de dirigir duramente la represión de una manifestación anarquista, dejando una estela de terror y muerte. Meses más tarde el carruaje en el cual viajaba, esta encumbrada figura, explota en un atentado; hecho del cual es encontrado culpable un joven de 18 años, Simón Radowitzky. Capturado rápidamente, se lo envía a Usuhaia, junto con otros líderes del momento, a purgar su condena. Pero incluso allí, las discusiones políticas no cesan. El debate, incluso, cobra mayor fuerza.
Los directores Rolando Goldman y Julián Troksberg encararon este documental con la idea de trasladar las conocidas palabras de Bayer pero otorgándole dinamismo, y eso lo consiguen manejando dos aristas.
Por un lado, la cuestión periodística, con archivo, relato en off, material de periódicos y valiosísima documentación está cargo del historiador. Esta parte del film sirve para entender mejor, para saber de qué se habla, darle contexto, y en definitiva para contar una parte de la historia argentina que siempre se trató de mantener oculta. Este costado podríamos relacionarlo con el logradísimo "Awka Liwen".
El otro costado tiene que ver con la introspección, con lo personal y familiar. Un joven ve su apellido escrito en una revista y relacionado con una imagen de Simón, ahí, un poco a la manera de la reciente "Beirut-Buenos Aires-Beirut", comienza un viaje interno de investigación para dar con quién fue este personaje; lo cual entrega calidez, permite cierta identificación, compenetrarse, interesarse, y seguir la historia de Radowitzky como si fuese una ficción.
"Simón, hijo del pueblo" es un documental valiosísimo por muchos sentidos, sería inútil negar que se trata de un film político y es acertado no disimularlo; toma una posición, reivindica, cuanta lo que otros callaron. Radowitzky es un personaje que despertó polémica, para algunos casi un héroe con ideales inquebrantables, para otros un asesino despiadado. Aún así, para quienes se ubiquen en la vereda de enfrente, el documental puede resultar interesante como investigación exhaustiva de un costado casi oculto y de un personaje que bien o mal no tuvo miedo a jugarse por lo que creía.
Si se lo analiza con la visión del pasado y el presente, "Simón, hijo del pueblo", ofrece aún más riqueza, nos da la posibilidad de reflexionar sobre a qué figuras se le rendía (o rinde) homenaje en nuestro país; permite que cada uno saque sus conclusiones, y aunque sea, desde este costado de debate, puede ser un documental de visión imprescindible.