Parece mentira pero ya han pasado nueve años desde aquella Sin City que marcó un precedente en el modo de llevar un comic a la pantalla grande. En el medio Robert Rodriguez se cansó de homenajear aquellas películas “de complemento” en los cines continuados y Frank Miller demostró que sólo no podía hacer demasiado con la adaptación de The Spirit.
En todo ese tiempo, esta nueva película estuvo siempre en el tintero, esperando para ser llevada cabo, con miles de cambios y miles de problemas en su producción. Y sin embargo, al ver "Sin City: Una mujer para matar o morir" pareciera que para ellos el tiempo no ha pasado… para mejor y para peor.
Este regreso al mundo de la ciudad del pecado no es una secuela, tampoco exactamente una precuela. Si recordamos el primer film su estructura es el de varios relatos en cierto modo interconectados, sobre todo por las mujeres que habitan el lugar; eso, como muchas otras cosas, se mantiene igual.
La historia principal es la de Dwight (Josh Brolin), personaje que anteriormente fue interpretado por Clive Owen, y el propósito es contarnos cómo cambió de rostro con el tiempo, hecho en el que mucho tendrá que ver la terrible Ava (Eva Green, la frutilla de esta película), una femme fatale de manual, la única mujer que Dwight amó, y que ahora lo persigue para matarlo.
Esta historia transcurre tiempo antes que la que incluía al mismo personaje en la primera película, de ahí su mayor interés. Atravesando esta historia nos cruzaremos con los personajes de Joseph Gordon Levitt, Rosario Dawson, Bruce Willis, Jessica Alba, Mickey Rourke, etc.
Todos con algo propio para contar. Bien o mal, "Sin City: Una mujer para matar o morir", salvo el 3D que aporta profundidad y desacartonamiento, no tiene nada nuevo que entregar. Su argumento vuelve a estar basado, casi literalmente (los diálogos son calcados), en varias historias del mítico comic de Frank Miller, y quizás argumentalmente esta sea algo más floja que la primer entrega, o quizás ya no sea tan sorpresiva y por eso ahora notamos que el argumento no es el fuerte ni de esta ni de "Sin City 1".
Todo es despliegue visual, Rodriguez se abstiene a ese blanco y negro profundo que tan bien le queda a estos cuentos noïr, y los detalles en color de vez en cuando nos muestran dónde tenemos que poner el foco. Los fondos digitales (mejor utilizados esta vez gracias al 3D) y el juego de luces, suma a esa idea de irrealidad real tan buscada, dando un aspecto retrofuturista increíble.
Osada, impactante, con ritmo permanente, un uso hábil de la cámara, y una fotografía de excelente nivel. "Sin City Una mujer para matar o morir" funciona como una prolongación del primer acto, nos hace preguntarnos si queríamos ver algo nuevo o queríamos más de lo mismo.
En todo caso, es innegable la maestría de un director que se hizo de abajo como Robert Rodríguez que aún sin innovar, descansando en las mieles de lo probado, entrega un producto digno del mejor entretenimiento, muy por arriba de varios de los tanques de este año.