Impresión con blancos y negros
La primera Sin City nos sorprendió a todos. Fue un golpe demasiado fuerte que puso la vara muy alta para juzgar cualquier secuela, de esas que necesita superar o entregar algo tan o más innovador, que en caso que finalmente no lo logre, dejará un sabor amargo. Lo que sucede con esta segunda parte es precisamente eso, Sin City 2 es menor que la primera parte en muchos aspectos, si bien mantiene el estilo, la narrativa y muchas de sus características.
Quizás es el cierre de algunas historias lo que termina brindando esa sensación, algunas comienzan muy bien y van deshilachando el interés a medida que transcurren. Sobre todo la del senador Roark, la malicia de un gran personaje bien interpretado por Powers Boothe, con Nancy Callahan (Jessica Alba) como principal antagonista. Si es el tipo más poderoso de la ciudad no puede tener un cierre con un suspenso tan mal trabajado. Lo mismo sucedió en cierto sentido con la historia de Johnny (Joseph Gordon Levitt), aunque de forma distinta. Ahí en algún momento pareció interesante, pero no llegó a explotar como prometía.
La única excepción fue la historia principal “Una dama para matar”, con una buena interpretación de Josh Brolin como Dwight McCarthy, y la femme fatale de Eva Green como Ava cuyo encanto y caracterización hacen explotar su sensualidad más allá del fácil recurso del desnudo.
Hay buenas actuaciones en Sin City 2, no se puede negar, más allá de ciertas excepciones como la de Jessica Alba que no logró convencer con el sufrimiento de su personaje. Pero queda la impresión que fueron mal aprovechados en historias sin contundencia. La estética se mantiene, es impecable, en ese sentido el 3d ayudó para brindar algo diferente de la primera, utilizando las profundidades y el ambiente a su favor. Aunque no hay muchas cosas que sobresalgan de la pantalla, el 3D se utilizó con otro criterio al que se suele ver.
Marv (Mickey Rourke) no se destaca como la anterior, si bien hace el mismo papel. La primera historia de la cual forma parte casi como prólogo, sirve casi como excusa para darle un lugar un poco más importante. A pesar de todo esto, la trama no es aburrida, por momentos atrapa al espectador y lo mantiene en vilo a la espera de algo mayor, sin embargo, se trata de un anzuelo sin carnada.
Por Germán Morales