Sin control es una de las mejores producciones de acción que surgieron en el último tiempo.
Una historia fuertemente influenciada por el Heroic bloodshed chino, que fue un subgénero que gestaron a mediados de los años ´80 directores como John Woo, Ringo Lam (City on fire) y Johnny Mak (Long Arm of the Law).
Salvo que pertenezcas a esa logia de seres iluminados de la prensa que se sientan a ver estos filmes para compararlos con El sabor de las cerezas (Abbas Kiarostami), para el resto de los mortales es una producción que se disfruta a pleno dentro de la propuesta que ofrece.
Filmes de este tipo hoy son una especie en extinción en Hollywood y cuando se concretan vienen del cine independiente, como ocurrió en este caso.
Keanu Reeves regresó con toda la gloria al género de acción con este personaje llamado John Wick, que fusiona a los anti héroes comiqueros de Garth Ennis y Warren Ellis con los clásicos asesinos a sueldo de las novelas policiales de Richard Stark.
El espíritu de Parker, el personaje más famoso de Stark, está muy presente en el rol de Reeves.
Sin control le ofrece al espectador un cuento clásico. Un killer disfruta de su retiro hasta que determinadas circunstancias lo obligan a quitarle el polvo a sus viejas herramientas de trabajo.
La dirección corrió por cuenta de Chad Stahelski y David Leitch, dos experimentados dobles de riesgo de Hollywood que debutaron como realizadores en este proyecto.
La dupla previamente había trabajado con Reeves en la trilogía Matrix.
Las secuencias de acción que ofrecen en este film son impecables y las coreografías de los tiroteos estuvieron muy influenciadas por el cine de acción chino.
Esta es una de las pocas películas norteamericanas que vi donde utilizaron a la perfección la técnica Gun fu para narrar los enfrentamientos armados.
La particularidad del Gun fu es que desarrolla escenas de tiroteos como si fueran coreografías de baile. Si bien ese tipo de momentos son bastante ficticios, ya que en la vida real no se puede disparar las armas de fuego como lo hacen estos personajes, desde los aspectos visuales es un recurso muy atractivo.
John Woo es considerado el padre del Gun fu, quien lo implementó por primera vez en esa joya suprema que fue A Better Tomorrow (1986), con Chow-Yun Fat.
Como suele ocurrir con el cine oriental de acción, sobre todo en el Heroic bloodshed, lo que me encantó de Sin control es que los directores no se tomaron completamente en serio la película y jugaron también con algunas situaciones humorísticas.
Por ejemplo, el concepto del hotel de asesinos a sueldo que presenta esta historia es maravilloso. Una idea original que está muy bien trabajada en la trama.
Es gracioso porque cuando estaba viendo la película la venía disfrutando muchísimo, pero hacia el final sentí que le faltaba una buena secuencia de acción con autos.
Resultó que los directores se reservaron el momento para el clímax de la historia. Lo que hace John Wick con un vehículo en los momentos finales es sublime.
No es un dato menor que Wick, como todo buen héroe de la vieja escuela, es dueño de un Mustang modelo ´69, el más grande auto del cine de acción que en el pasado sobresalió en joyas como Bullit y 60 segundos (1974). El director H.B.Halicki sonríe desde el cielo.
La verdad que hace mucho tiempo que no disfrutaba tanto una película norteamericana de este tipo y la recomiendo porque está muy bien hecha.
Con un presupuesto moderado y buenos actores, que incluye a un genial Willem Dafoe en un rol secundario, en este caso los realizadores brindaron un producto digno que no defrauda a ningún fan del género.
A modo de Dato Loco cabe resaltar que esta película es un proyecto de la actriz Eva Longoria (protagonista de la serie Amas de casa desesperadas), quien fue la productora ejecutiva de este estreno.