Keanu Reeves interpreta al letal John Wick en la mejor cinta de acción del año.
John Wick es un ex asesino a sueldo que hoy sufre la perdida de su esposa, razón por la cual había dejado su peligroso estilo de vida atrás en un primer lugar. Pero cuando el hijo de un peligroso mafioso y viejo conocido mata a su perro y roba su amado auto, Wick saldrá del retiro e irá en su búsqueda para recuperar lo que le corresponde, cueste lo que cueste.
¿Quien es John Wick?
Pasaron apenas unos días del 2015 y ya tenemos una seria candidata para coronarse como la mejor película de acción del año. John Wick es el título original de este film que derrocha estilo y adrenalina, y que en Argentina ligó el genérico nombre de Sin Control.
John WickEs imposible imaginar un mejor debut en la pantalla grande para los directores Chad Stahelski y David Leitch, quienes tienen una larga trayectoria en Hollywood como dobles de riego y directores de segunda unidad. Roles que sin lugar a dudas ayudaron a la hora de lograr un film sólido en el que se destacan sus escena de violencia perfectamente ejecutadas, con total precisión y oficio. John Wick llega tambien al rescate de la carrera de Keanu Reeves, quien si bien en los últimos años venía probando suerte como realizador con films como la cinta de artes marciales Man of Tai-Chi y produciendo el documental Side by Side, su chapa de “héroe de acción” venía en picada luego de lucirse en la década del noventa con película hoy ya clásicas como Point Break, Máxima Velocidad y The Matrix.
Podríamos trazar un paralelismo entre la vida de Wick y Reeves. Ambos supieron conocer tiempos mejores y hoy, casi en el exilio, deben volver del retiro para reclamar lo que es suyo. Con todo lo bueno que podemos decir de Keanu, la realidad es que nunca se destacó por ser un gran actor. Sin embargo, el de John Wick es un papel que difícilmente hubiera funcionado tan bien con otro intérprete. Un tipo duro, inexpresivo y tan callado como letal. Reeves aborda su personaje con una importante cuota de melancolía, algo que hace que nos relacionemos rápidamente con él y festejemos cada uno de sus logros en esta cruzada por venganza. Su personaje está bien abordado, el guión hace también un gran trabajo desarrollándolo y creando toda una leyenda a su alrededor. Leyenda que, a lo largo de 100 minutos, veremos transformarse en realidad frente a nuestros propios ojos.
Si bien en rasgos generales John Wick podría ser considerada como otra más en esta nueva camada de cine de acción a-la-Taken, en la que un solo personaje se carga a cuanto villano se le cruce por su camino, hay algo que la diferencia y que la vuelve única. Esto es que la acción, en la mayoría de sus escenas, se desarrolla en un solo plano. Claro que Liam Neeson parece un experto en combate si en una sola secuencia de pelea, con montaje digno de MTV, tenemos hasta cuatro planos distintos en solo un segundo. El gran acierto aquí de los directores Chad Stahelski y David Leitch está en dejar que la acción fluya en uno solo, sin la necesidad de cortar para generar esa sensación de brutalidad y demostrar lo letal del personaje interpretado por Reeves.
El film tambien posee un gran trabajo en papeles secundarios, como son los de Michael Nyqvist (a quien recordarán de la trilogía Millennium) como el jefe de la mafia rusa, su hijo interpretado por Alfie Allen (Game of Thrones) y el siempre confiable Willem Dafoe, como uno de los pocos amigos que le quedan a Wick en su cruzada. Encontrarán tambien a John Leguizamo e Ian McShane en papeles pequeños y que se sienten algo desaprovechados. Sobre todo el de McShane, a quien es siempre un placer ver trabajar.
Conclusión
John Wick es el tipo de película de acción que me llena el alma. No toma al espectador por idiota e intenta y logra hacer las cosas de otra manera. Keanu Reeves resulta un gran acierto como el personaje principal de esta cinta que derrocha estilo y diversión y que ningún fanático de la adrenalina debería dejar pasar. Un promisorio debút para los directores Stahelski y Leitch, de quienes ya estoy esperando su próximo proyecto con los brazos abiertos.