Acción y violencia sin ironías
La cartelera de cine mundial está ocupada mayormente por productos para adolescentes y niños. Si bien los adultos pueden disfrutar de esos films, el cine exclusivamente para adultos no tiene espacio en taquilla. Cuando de films de adultos se trata, generalmente son dramas intimistas, no películas de acción. Sin control (otra patética versión local para el original John Wick) es una película de acción fuerte, violenta, adulta. Como el personaje principal del legendario film Los imperdonables (Unforgiven, 1992) de Clint Eastwood, el protagonista (Keanu Reeves, recuperado como héroe de acción) es un asesino implacable que se ha retirado de la profesión. El motivo ha sido una mujer con quien ha formado pareja. Pero al comienzo de la historia la mujer muere y John Wick solo se queda con un cachorro que ella, enferma terminal, le ha legado para que no haga el duelo en soledad. Pero todo se paga, todo vuelve y sus viejos asociados se cruzan en su camino y John Wick deberá volver a la acción para arremeter con una feroz venganza. Es él contra toda una organización, como un ángel vengador que debe terminar con toda una mafia que en algún momento lo albergó. Lo que impresiona de esta película es que las escenas de acción se multiplican y sin llegar a tener la magnitud de los grandes films industriales, tienen una intensidad que estos no tienen. No es una violencia lavada, sino una sangrienta multiplicación de enfrentamientos. Keanu Reeves, en el rol protagónico, hace que su personaje de asesino sea creíble dentro de la lógica del relato y le pone el hombro a la pesada carga de acción que toda la película tiene. No hay descanso alguno y desde el comienzo hasta el final, cada escena es más impactante que la anterior. Pocas veces se pueden ver en cine esta clase de películas, no solo por su violencia sin ironías, sino por su estética bien definida y su puesta en escena precisa, sin juegos, sin vueltas. Un cine casi de otra época a juzgar por sus compañeros de cartelera. Y sin aires pretenciosos para tratar de elevarse como un film de arte. Tan directa y contundente como su protagonista, así es Sin control, por eso el título original alude exclusivamente a su nombre.