No hay solamente blancos y negros, olvidamos los grises que aparecen por doquier; no sabemos de qué modo la realidad puede afectar a la persona que tenemos al lado pero sabemos, decimos, opinamos a viva voz sobre cuál es el modo en que tiene que comportarse, desarrollar su vida, pensar el siguiente paso, con la liviandad de un jurado de programa televisivo de artistas de dudoso gusto y capacidad.
La película tambalea un poco y tal vez un poco de mayor profundidad en el personaje del profesor hubiera sido interesante, pero el guion y los giros más que interesantes que la trama presenta, sumados al oficio de Cassel, sostienen a flote una producción interesante que motiva a pensar y cuestionar la naturaleza humana y sus condicionantes.
Que todas estas dudas y cuestionamientos salgan a la luz a partir del visionado del film es una razón poderosa para poder preguntarnos, como individuos y como sociedad, hacia dónde vamos y cómo pretendemos, ejerciendo una presión inusitada sobre cada uno de los individuos integrantes de la sociedad, no generar miedo, rechazo, violencia. Miedo, rechazo y violencia de la que luego renegamos porque siempre la culpa es de otro; otro invisible sin nombre, sin cara, incomprobable, salvo para nosotros mismos.
Cassel sostiene con su oficio un guion interesante pero que podría haber a flote una producción interesante que motiva a pensar y cuestionar la naturaleza humana y sus condicionantes.