Sin dejar huella sobresale entre los mejores filmes policiales que se estrenaron este año y representa una interesante incursión en el género del director francés Eric Zonka.
Un realizador que consiguió notoriedad internacional con El pequeño ladrón, una propuesta intensa sobre la delincuencia juvenil que se conoció a fines de los años ´90.
Zonka había explorado el thriller en el 2008 con Julia, una buena película con Tilda Swinton, pero en su nuevo trabajo se mete de lleno en el terreno del noir con una de las historias más oscuras y retorcidas que se hicieron en el último tiempo.
Vincent Cassell y Roman Durais (La muñecas rusas) dos figuras del cine francés que rara vez decepcionan con sus interpretaciones, son los protagonista de esta propuesta que tiene más giros inesperados que una novela de Jim Thompson (La fuga, The Killer Inside Me)
Un autor que algo entendía a la hora de explorar en la literatura las zonas más oscuras de la psicología humana con thrillers apasionantes.
Sin dejar huella desarrolla temas turbios en un misterio policial que está impecablemente construido por el director Zonka, quien logra mantener la tensión y el suspenso de su relato hasta su resolución.
La trama está muy bien organizada y explora de un modo interesante la psicología de los personajes, más allá del misterio principal.
Si hubiera que objetarle algo a este film es que el rol de Cassel cae en el lugar común del detective torturado y alcohólico que es uno de los peores clichés que tiene el género policial.
El concepto se trabajó en exceso en infinidades de películas y libros y en este caso se podía haber excluido tranquilamente, debido a que la investigación que lidera el protagonista ya tenía la suficiente carga dramática e intriga necesaria para capturar la atención del espectador.
Un aspecto positivo de esta situación es que al menos el papel quedó a cargo de un tremendo actor como Cassel, quien lleva adelante esta característica de su personaje con mucha altura.
Una interpretación que tiene más valor todavía si se tiene en cuenta que el artista no tuvo tiempo de preparar el personaje, ya que reemplazó a último momento a Gérard Depardieu, quien fue hospitalizado por una complicación en su salud durante la primera semana del rodaje.
En estos días donde el género encuentra sus mejores exponentes en la televisión, el director Zonka, con un sólido regreso al cine después de 10 años, aporta una muy buena película que no defraudará a los amantes del policial negro.