Sin escape

Crítica de Iván Gordín - Alta Peli

Pesadilla en el cuarto mundo

“Este no es el tercer mundo, es el cuarto” le corrige la parisina Annie (la bella Lake Bell) a su texano marido Jack (Owen Wilson), mientras ellas se prepara para imbuirse en la lujosa piscina de algún hotel perdido en el sudeste asiático. La familia Dwyer no quería cruzar el continente para vivir en la nación genérica de “disque-Camboya”, se mudaron por necesidad y evidentemente de manera apresurada, porque este bello clan sureño no sabía absolutamente nada del infierno al que estaban por ingresar. Así que ya saben chicos, si planean trabajar digamos…en Siria, lean un diario al menos, pueden llevarse una linda sorpresa cuando lleguen allí.

Lo admito, es fácil correr por izquierda a un film de este tipo, pero se hace complicado evitar esta crítica si tenemos a estrellas de Hollywood sermoneando con que “no hay buenos ni malos en este conflicto”, cuando toda la trama claramente se estructura a partir de la premisa “malos vs. familia indefensa”. No hace falta, si van a matar amarillos por diversión al menos tengan la dignidad de no refugiarse con análisis políticos baratos; sobre todo cuando los villanos quieren matar al protagonista por ser yankees, en pocas palabras…¡aprendan de Rambo!. Pero bueno, como no somos tan moralistas para condenar a un film de acción sólo por tener contradicciones ideológicas, veamos primero que tiene para ofrecer cinematográficamente la película.
Directo al olvido

Sin Escape podría encuadrarse dentro del subgénero de “supervivencia” o “survival”, el mismo suele basarse en un protagonista con pocos recursos que debe sobrevivir en un terreno extremadamente hostil. Y dentro de esta premisa, hay que decir que el perfil de tipo corriente que suele interpretar Owen Wilson – que hace seis películas que no cambia de vestimenta – encaja perfectamente. Si bien nunca vemos a un doble de Woody Allen combatiendo guerrilleros maoístas, el actor tiene la virtud de transferir suficiente vulnerabilidad para que el espectador sienta temor por su bienestar. Para las peleas, los tiros, protección y todo lo demás está Pierce Brosnan, una vez más personificando una variante devaluada de James Bond.

Aunque el guión cumple con rigidez algunas reglas imprescindibles del género; la afinidad de su director, John Erick Dowdle (Cuarentena, Así en la Tierra como en el Infierno), por el cine de terror le agrega al metraje impensadas dosis de sustos, malicia e incluso gore. Lamentablemente, la particular impronta y el correcto trabajo de montaje apenas alcanzan para contrarrestar graves errores en la postproducción. Entre ellos, la pésima e innecesaria aplicación del CGI en lugares donde no hacía falta, está bien que el presupuesto sea reducido pero ¿hacia falta que agreguen digitalmente fuego y sangre?; desde Los Indestructibles 3 que no se veía tanta desidia en el departamento de FXs. Tampoco ayuda el excesivo recurso del slow-motion, un vicio cada vez más penoso en producciones de este estilo y que aquí sólo brinda secuencias involuntariamente graciosas.
Conclusión

Sin Escape es uno de los tantos estrenos concebidos con la única pretensión de respetar un plazo contractual de sus involucrados. Una cinta que se asemeja demasiado a un trámite, con moderado presupuesto; sin mayores aspiraciones que recuperar el capital rápidamente con el entretenimiento más estandarizado posible. Una diversión olvidable, próximamente en las mejores lonitas pirateadas de Tailandia.