“Sin escape”: casi para salir corriendo
Basada en una historia real, esta película alemana cuenta los pormenores de un asaltante que tuvo en vilo a Viena durante unos meses: un ladrón enmascarado robaba bancos y salía corriendo, hasta que se descubrió que era un ex convicto maratonista, ganador de varias carreras europeas luego de haber practicado durante años corriendo en círculos en el patio de la prisión. Luego, ya detenido por la policía, logra escapar corriendo y es buscado por un verdadero ejército de policías, convertido en algo así como el enemigo público número uno.
Como cine negro existencialista es un film más raro que realmente eficaz. Andras Lust, casi tan inexpresivo con o sin máscara, anda solo y casi no habla con nadie durante media película, salvo para decir que pongan el dinero en su bolso durante los atracos. Luego se relaciona románticamente con una mujer, pero su falta de expresividad se mantiene durante todo el romance.
Básicamente al tipo le gusta correr y robar autos y andar rápido escuchando la radio. Hay una sola de las secuencias de robo que logra alguna emoción debido a lo vertiginoso del escape, y hay que esperar hasta los minutos finales para asistir al intenso escape de la comisaría, que de todos modos sigue de manera fria e impersonal.
El director Benjamin Heisenberg no filma mal, pero más allá de algunas imágenes interesantes, como las de una maratón corrida de noche, todo es bastante carente de interés plástico. Al final, no se sabe nada sobre la obsesión del protagonista por robar bancos, y en realidad al espectador, ya a esa altura, no le interesa demasiado conocer los motivos detrás de esta curiosa crónica policial.