Una buena comedia para toda la familia
Una comedia nacional que podría calificarse con la frase “para toda la familia”, no brinda una buena carta de presentación. Pero créanme que “Sin hijos” es una excepción para esos prejuicios, porque al tratarse de una película que se puede denominar costumbrista, al dramatizar los problemas del cuarentón con hijos, es fresca en muchos aspectos.
Gabriel Cabau (Diego Peretti) está separado hace cuatro años, y desde ese momento su hija de ocho años, Sofía (Guadalupe Manent) se ubicó en el centro de su vida, al nivel de convertir su casa en un salón de juegos exclusivo para ella. Para Gabriel no existe otra cosa, no desea siquiera intentar construir otra relación. Entre su hija y la tienda de instrumentos musicales que heredó se encuentra toda su energía. Ni siquiera la ayuda de sus amigos impulsa al protagonista a buscar algo nuevo, hasta que Vicky (Maribel Verdú), amor platónico de su adolescencia, vuelve a entrar a su vida para cambiar todo de un saque.
El enredo de Sin Hijos se desarrolla cuando Vicky, una mujer independiente y moderna, muestra abiertamente su desprecio por los niños, haciendo de la no-maternidad una militancia filosófica. En ese momento, empiezan los miedos de perder un nuevo romance y Gabriel hace malabares para ocultar a su hija y las responsabilidades que la tarea conlleva.
Técnicamente, la película cumple; pero lo importante es que el ritmo de la comedia y los gags son naturales y se sostienen, los personajes están bien consolidados y son efectivos con las intenciones del film. Peretti lleva muy bien su papel, no es el único, los personajes secundarios como Keko (Martín Piroyansky) suman al drama, pero es Sofía el personaje que se lleva buena parte de las risas en los intercambios con su padre, y gana en la empatía con el espectador. Los únicos que se puede decir que no estuvieron bien explotados fue la expareja de Cabau (Marina Bellati) con “Bruce Lee” (Pablo Rago), más por lugar en el guión que por el tipo de personaje.
Como punto negativo, aunque puede ser considerado como una virtud por algunos, es que sigue muchas de las bases de las comedias internacionales relacionadas con esta temática, con About a Boy como referencia más fuerte. Sin embargo, el film cumple su tarea de entretener, divertir y de contar una historia que le llegue al espectador. Ariel Winograd se consolida en un género en el que es difícil destacarse, y si bien no hace falta romper esquemas o ser siempre original, lo importante es ser efectivo y sólido en la historia que se cuenta. “Sin Hijos” lo logra.
Por Germán Morales