Una simpatica comedia que se eleva por sobre los obstáculos de su propio guión.
¿Alguien por favor quiere pensar en los niños?
Desde Cara de Queso, su genial opera prima, Ariel Winograd demostró que la comedia costumbrista argentina puede complementarse sin problemas con los códigos de la nueva comedia norteamericana. Esto queda bien en claro y alcanza un nuevo techo con su último trabajo, Sin Hijos, una comedia familiar que aunque transita caminos conocidos por todos, sus puntos más altos logran imponerse.
Aquí Diego Peretti interpreta a Gabriel, dueño de una casa de música heredada y estudiante de arquitectura nunca recibido. Es padre divorciado desde hace cuatro años y cuida religiosamente de su hija Sofía de ocho (Guadalupe Manent), mientras su ex-esposa y su nuevo novio (Marina Bellati y Pablo Rago) esperan un nuevo bebe. Gabriel nunca había intentado rehacer su vida hasta que aparece en escena Vicky (Maribel Verdú), un viejo amor imposible que, de repente, parece posible. Pero hay un pequeño inconveniente. Vicky no soporta a los niños. No quiere tener propios y mucho menos tener que cuidar de hijos ajenos. Y para que la relación entre ambos sea una realidad, Gabriel decide mentir sobra la existencia de Sofía. Algo que, obviamente, le traerá más de un dolor de cabeza.
Sin Hijos es una de esas películas que en apariencia (y juzgando por su engañoso trailer) no se aleja demasiado de otras comedias nacionales que apuntan a un publico familiar. Estas suelen lidiar casi siempre con los mismo temas (los hijos, el divorcio, el amor después de los 40, etc ) y de una forma tan genérica que a veces cuesta recordar donde termina una y donde empieza la otra. Y si Sin Hijos hubiera caído en las manos de un director con menos personalidad y sin el buen ojo de Winograd, probablemente podríamos meterla en la misma bolsa. Pero la película tienen sus momentos, algunas escenas específicas que logran alzarse por sobre su material original, que parece haberse construido sobre la base de películas como Un Gran Chico, con Hugh Grant.
Pero al mismo tiempo el director supo rodearse de un elenco que rinde. La capacidad de Peretti para la comedia a esta altura no sorprenderá a nadie y demuestra estar una vez más a la altura de las circunstancias. La española Maribel Verdú sale airosa del desafío de tener que componer un personaje odiable, pero que al mismo tiempo queremos en la vida de Gabriel. En el elenco secundario logran sobresalir Martín Piroyansky y Horacio Fontova, quienes comparten un puñado de escenas muy divertidas. Desgraciadamente no se puede decir lo mismo de Marina Bellati y Pablo Rago, no por falta de mérito o capacidad sino porque el guión pareciera no tener demasiado espacio para ellos, una lastima. Y mención aparte para Guadalupe Manent, quien interpreta a Sofia, y quien es en definitiva la gran revelación de la película.
Conclusión
La nueva película de Ariel Winograd es tierna y divertida, ágil y bien interpretada. Y aunque recorre lugares comunes y por momentos pareciera buscar inspiración en otras cintas, el resultado final será del agrado de aquellos espectadores que vayan al cine buscando distenderse y pasar un buen rato.