Abro los ojos, veo las puntas de mis lustrosos zapatos italianos, debajo de ellos el asfalto pero a 25 pisos de distancia, cercioro que mis talones estén sobre algo firme . Escucho golpes y gritos detrás mío, miro hacia atrás, solo un poco, no quiero perder el equilibrio, es mi departamento están tratando de entrar en el de manera no muy amistosa. Me encuentro parado en el borde de mi balcón terraza , miro hacia abajo nuevamente, es un paso hacia atrás y esperar lo que ellos tengan preparado para mi o un paso adelante y una muerte de solo unos segundos … esta claro que algo calculé mal ..
Desde este punto nos adentramos en la vida de Eddie (Bradley Cooper) un escritor con serios problemas de creatividad y constancia al encarar sus proyectos.
Hasta que un día, mal que le pese, se encuentra con su “exitoso” ex cuñado, este luego de una pequeña charla, viendo que Eddie sigue descarriado y con problemas para terminar su libro , le ofrece una pastilla muy pequeña y transparente que le permitirá utilizar su cerebro a su total capacidad y pudiendo recordar cualquier información recibida a lo largo de la vida.
Claro que algo con tal beneficio tiene su costo y en este caso el costo no es sólo monetario.
El director Neil Burger, nos mete en una montaña rusa visual y narrativa, Bradley Coopper interpreta los distintos momentos de la vida de Eddie a la perfección, mostrando que puede interpretar cualquier papel (en el film le cuento 4 estilos de personaje distintos y todos realizados de manera perfecta) y Robert de Niro hizo su parte de taquito, creo que de la cintura para abajo estaba en calzones y pantuflas.
El film entretiene y te mantiene tenso, quizás en el último tramo decaiga un poco, pero eso no logra hacernos salir desanimados del cine.
Abro los ojos, veo la crítica, la leo y me doy cuenta que las pastillas de “Sin Límites” no existen… todavía.