Anexo de crítica: Más allá de la moralina del final, nadie puede negar que Sin límites es un thriller con atisbos de fantaciencia atractivo y muy bien dirigido por Neil Burguer, con un ritmo ágil y un funcional uso de los recursos de la puesta en escena para lograr tensión y acción cada vez que se lo propone. Bradley Cooper en su rol de escritor, que pierde la creatividad y la recupera a partir de la ingesta de una pastilla experimental que lo convierte en una máquina superdotada capaz de anticiparse a los hechos y con un poder cognoscitivo asombroso, maneja los tiempos de la narración y se desenvuelve con naturalidad en un papel a su altura. A Robert de Niro se lo nota distraído y en piloto automático como ya viene ocurriendo en sus últimas apariciones. No obstante, la complementación con Cooper suma en vez de restar a una historia que empieza con mucha adrenalina y buenas ideas para ir decayendo y volverse convencional y predecible.