Get Smart!
Neil Burger es un cineasta graduado en Yale que tiene un título importante en su filmografía ("The ilusionist") y otros un tanto mediocres ("The lucky ones", "Interview with the assassin" con el que debutó- inédito en América Latina y ganador de muchos premios, a mi juicio sobrevalorada-). Su estilo de dirección es metódico, arriesgado y siempre su cine busca cuestionar lo verídico y lo irreal en contextos críticos y fantásticos. Bajo esa marca y encuadrado en esa premisa, nos llega este intenso thriller farmacológico llamado "Limitless". Película interesante a priori, que arranca para alquilar balcones pero que a juicio de este cronista, no cumple con todo lo que promete...
Eddie Morra (Brad Cooper, el carilindo de "The Hangover") es un escritor en crisis. Tiene un contrato para terminar un libro pero está bloqueado para hacerlo. Se lo ve desalineado, nervioso, frustrado... Le val mal. Está bien, tiene una novia linda y talentosa, Lindy (Abby Cornish, recientemente vista en "Sucker Punch") pero no consigue encarrilar su vida.
Cierto día se topa con su ex cuñado (Eddie ya estuvo casado de joven) y éste, al verlo, entiende rápidamente los problemas por los que está atravesando. Saca de su bolsillo una pastilla pequeña y se la ofrece, advirtiéndole que nada, nada volverá a ser igual después de probarla. Lo cual es, en términos cinematográficos, absolutamente cierto. Cuando Eddie toma la droga su cerebro comienza a funcionar al 100% (recordemos que los humanos no usamos ni el 30% de la capacidad del mismo en condiciones normales). Todas sus luces se encienden y su vida cambia del día a la noche. Logra terminar su novela, piensa con precisión, anticipa reacciones de la gente, maneja gran volumen de información al mismo tiempo... Eddie se vuelve un superdotado. Claro, siempre y cuando sepa reponer la dosis correspondiente cuando la misma deja de hacer efecto. Al parecer el fármaco en cuestión (NZT) es de carácter experimental y fue sacado del laboratorio de manera ilegal... Lo cual hará difícil conseguirlo una vez que se acabe.
"Sin límites" será entonces un trip de alta velocidad donde todo, pasará rápidamente. La cabecita de Eddie va a mil y tratamos de acompañarla a la misma velocidad, lo cual a veces nos deja un poco en el aire, ya que los recursos fotográficos aplicados para activar esa sensación son (a mi juicio) usados demasiadas veces y cansan al espectador. La cinta maneja dos paletas, un tono para la vida gris y oscura del protagonista sin la droga y otro brillante y a colores cuando consume la mágica pastilla (ustedes saquen sus conclusiones!!!!)... Eddie ascenderá socialmente y se topará con un magnate sin escrúpulos llamado Carl Von Loon (Robert De Niro, en un rol chiquito y apagado), con quien harán negocios peligrosos sólo aptos para mentes brillantes y billeteras arriesgadas. Todo esto, mientras varios grupos lo siguen para conseguir el secreto y la fórmula del fármaco y quitarsela de malos modos...
El guión está basado en un libro del irlandés Alan Gynn, "The dark fields", en el que la historia es bastante más sombría que este ejercicio cinematográfico. Más allá de eso, entendemos que la NZT funciona como una forma alegórica de referirse a la necesidad de incorporar agentes químicos en la vida moderna, para volvernos eficientes, competitivos y sentirnos plenos en el desarrollo de nuestras facultades. No hay droga que genere lo que Eddie vive en la pantalla aunque hay algunas (la lista aparece en sitios especializados) que generan parte de los efectos que la cinta muestra. Burger no hace hincapié en eso, creemos, sino en brindarnos un producto que entretenga, por sobre todas las cosas.
Apunta a eso y lo consigue, aunque hay cuestiones que el guión resuelve que no parecen acertadas. Cooper es muy simpático y está bien en su rol, pero me queda la impresión que para ser un thriller le falta fuerza. Y le sobra ritmo. Para mostrar los efectos de la droga, dijimos que el film se aceleraba no?, bueno, eso opera en contra de la trama al hacerla liviana y sin profundidad (los climas se van desdibujando porque cuando los querés aprehender se los ve desde el espejo trasero a mucha distancia). Que se entienda, "Sin límites" es una película que se deja ver y se disfruta, pero no es un producto redondo. Podría haber sido una enorme película si se hubiese podido "parar la pelota" y hacer jugar al equipo, en vez de impulsarla para arriba sin tomarse el tiempo para tejer el entramado necesario que acreditan los films que dejan huella...