Durante una calurosa noche de verano, en una avenida de barrio de Buenos Aires, tres hombres unirán sus vidas en un abismo imposible de prever. Todo comienza con un accidente: Matías Fustiniano, al volver de una fiesta en el auto de su madre, atropella a un joven ciclista. En estado de shock huye del lugar. Horas después, le miente a sus padres, inventa el robo del auto y hace la denuncia policial. Víctor Marchetti, el padre del joven atropellado, se niega a ser testigo pasivo de la muerte de su único hijo. Comienza así una cruzada por los tribunales y por los medios de comunicación en busca de justicia, creyendo que lo único que le dará sentido a su vida es hallar al asesino de su hijo y mandarlo a la cárcel. Federico Samaniego, que aquella noche participó de un confuso incidente con el joven ciclista minutos antes de su muerte, es pronto señalado como el responsable de haberlo atropellado y abandonado. Así, Federico observa impotente cómo de la noche a la mañana su trabajo de ventrílocuo y su vida como padre de familia se derrumban irremediablemente ante sus ojos. A veces por azar, otras por elección, estos tres hombres irán empujándose, unos a otros, poco a poco, hacia un camino del cual no tendrán retorno.